domingo, agosto 29, 2010

Las íes de la reconstrucción en Constitución: Otro rostro de la pobreza


Esta semana deben ir a Infante 251 calle de la comuna de Constitución a realizar una entrevista desde la Dirección de Desarrollo Comunal a fin de saber ¿Cuál es el estado de pobreza o vulnerabilidad de la casa habitación y de sus moradores?
Se trata de la entrevista que debiera dar una ex moradora, una señora anciana de 78 años, sobreviviente de ambos fenómenos de la naturaleza terremoto y maremoto por diversas circunstancias de la vida. Ella estaba allí el 27 de febrero del 2010. Y pudo huir gracias a la ayuda de vecinos y familiares. Sin embargo, ella ya no vive allí, por lo tanto en su representación deberá comparecer su hija, mujer profesional de 52 años (yo en la vida real).
De ambas mujeres de las cuales tratará la entrevista, y sobretodo de la anciana es conveniente decir que no era pobre o inserta en la vulnerabilidad social “antes de”. Y por las mismas circunstancias de edad y derivadas de las catástrofes, “Ella”, no está en este momento en edad de comenzar la reconstrucción, no puede hacerse cargo de la deuda que genera, a futuro, la reconstrucción. Ni siquiera está en edad de responder entrevistas porque fue retirada del lugar, su casa durante más 50 años al amanecer, y no ha vuelto más.
Todos los herederos más cercanos, tienen propiedades por lo cual no pueden postular “aparentemente” a los subsidios habitacionales otorgados por el gobierno. Y no se sabe si los que se generaran a partir del nuevo modelo de fichaje de la entrevista servirán a estas necesidades.
En efecto, los familiares no pueden hacerlo “en la apariencia”, porque desde “antes” del terremoto y en este caso Maremoto, la ficha CAS o Social que llenaba este órgano del municipio DIDECO, no contempla este tipo de “actor o agente social”. El actor social del “antes de” no debía tener ningún bien o terreno. No debía tener propiedad privada como bienes. Ni mucho menos ser en emprendedor/a social, pequeño empresario que tiene sus negocios en un espacio concomitante a su casa inmueble. Para este tipo de actor o agente no estaban ni están diseñadas las políticas de subsidio habitacional o de la vivienda. Tampoco los criterios de vulnerabilidad social en términos de riesgo.
Y aquí es donde comienzan a surgir los puntos en consideración. En Constitución en torno al 70% de los terrenos tenían estas antiguas casas por lo tanto presentan características sociales similares. Y los “actores sociales emergentes” son de igual consideración. Es decir: clase media, mujeres, hombres, adultos, con familiares hijos hijas, algunos de los cuales vendieron terrenos para poder sobrevivir, otros/otras pequeños empresarios locales que han mantenido servicios pero que necesitan ahora apoyo del Estado para la reconstrucción de sus propias viviendas así como de sus negocios cercanos. Son prestadores de servicios, habitantes de la comuna de toda una vida, pequeña burguesía local con patrimonio ganado con el esfuerzo del trabajo, familias que se han visto lesionadas por lo ocurrido, pero que a su vez no están en condiciones de endeudarse por su edad. Sectores medios que se hicieron vulnerables y los cuales modificaron su nivel y calidad de vida quedando en riesgo social como familias extendidas y no solamente biparentales vigentes.
En este contexto entonces, se trata por cierto de reconocer que la reconstrucción es una tarea de emprendiendo y que son estos los actores emergentes para los cuales deberían modificarse los apoyos estatales orientados por subsidios.
El punto entonces es que los criterios antiguos vigentes hasta “antes de” no sirven para los criterios de la reconstrucción “después de”. Y son estos precisamente los que deben cambiarse.
Hay además razones sociales y patrimoniales de peso distintas a considerar como: el re establecimiento de la vida comunitaria, proponer planes de reconstrucción por cuadra que ayuden al re ordenamiento de la vida cívica así como la re construcción de los espacios de sociabilidad pre existentes. Esos espacios merecen reconstrucción, necesitan reconstrucción incluso como memoria del imaginario urbano del sector o sectores en una comuna.
En el caso in comento- se trata de la única casa y fachada que se mantiene en pie en su visión tradicional en la cuadra, y una de las pocas de la manzana. Por lo mismo, su restauración y/o reconstrucción sería además también un mensaje de salud mental hacia el pueblo. De hecho, en ese lugar funciona la única feria de la ciudad por donde transitan los parlamentarios, los políticos cada vez que hay elecciones y necesitan de las bendiciones del pueblo. Hay otros lugares cercanos al mercado en iguales condiciones.
Ahora en general en Constitución, todo el sector que va desde Blanco hasta Freire y que fue torpedeado por el maremoto y que va desde el sector Estación hasta la Poza, necesita proponer una lectura de la reconstrucción del espacio cívico ya desde octubre. Eso no puede esperar. Y lo mismo ocurre con Dichato, Iloca en general las zonas costeras afectadas que tengan un indicador demográfico considerable. De este modo se puede comenzar la reconstrucción acelerada durante los meses de primavera, verano y otoño. La idea es comenzar y enfrentar con otra mirada el invierno de 2011.
Por otra parte, es cierto como dijera la Ministra de Vivienda que los planes reguladores comunales debían ser modificados. Sobretodo en lo que respecta a las zonas costeras donde existían instalaciones de balneario. Sin embargo, esto ya debiera estar zanjado al momento de entregar los subsidios. En el caso de Constitución, la zona de la Poza igual puede reconstruirse, la prueba más evidente es la resistencia del Edificio de departamentos. Dependerá entonces del tipo de vivienda a construir y materiales a usar, en síntesis de aspectos sociales, tecnológicos y científicos que ya debieran a 6 meses estar resueltos.
Por lo tanto para avanzar se requiere de concretizar acciones en torno a la ampliación de criterios para la entrega de subsidios. Dichos criterios tienen que contemplar claramente a los sectores medios que tengan propiedades históricas pero que desarrollen actividades de cualquier tipo en la zona o comunidad. Ya se sabe que la mayoría de los terrenos son terrenos en sucesión, con derechos de herencia cedidos, etc., y se están otorgando beneficios especiales. Es decir, se trata de apoyar a los actores organizados en gremios para la reconstrucción: comerciantes, profesores, funcionarios municipales en general o del gobierno que fueron claramente damnificados. En términos de responsabilidad social, los familiares de adultos mayores deberían poder asumir en la actualidad la reconstrucción de la vivienda, el ordenamiento y el re establecimiento del entorno de los ancianos adultos mayores que fueron afectados. Por lo mismo, son los que ante la ley, debiera permitírseles asumir la reconstrucción
Pero hay más. Los medios de comunicación señalan que la Ministra Matte enviará una carta a todos los damnificados señalándoles los modos y la información sobre la reconstrucción. Y la pregunta que cae de cajón es: ¿A dónde les enviará la carta a los damnificados que ya no viven en los mismos lugares que antes?
La mayoría de los damnificados han sido catastrados a través de los respectivos departamentos de obras de los municipios y es allí donde se ha concentrado la información de la ciudadanía. De hecho son ellos los que están haciendo las entrevistas “sociales” para determinar el apoyo de subsidios. Entonces, la consideración obvia es que los criterios que deben ser dados a conocer por el gobierno, desde el Estado, desde la Ministra debieran tener representación también en el municipio para agilizar no solamente la reconstrucción sino la burocracia.
Si los criterios no son modificados y no son dados a conocer a los órganos locales, no podremos ahorrar recursos en: entrevista ni en uso de recursos humanos del municipio, tampoco de la representante de la señora anciana que debería ir a dar la entrevista y mostrar el estado de in habitabilidad y consecuente pobreza de la casa in comento.

domingo, julio 18, 2010

Sobre la Pobreza en Chile: en el año del Bicentenario



La entrega de la información sobre el alza del nivel de pobreza que ha entregado el gobierno en los últimos días, ha generado una discusión en la elite política errónea y desviando el foco de atención de lo que debiera ser una evaluación conducente hacia la democratización del conocimiento social y de re ingeniería y por lo mismo satisfactoria, eficiente, gatilladora de una intención hacia el desarrollo.
Entrampada y cautiva en el marco político “populista” que el oficialismo quiso darle a los datos de la CASEN, haciendo responsable de la situación a la otrora administración concertacionista, específicamente al gobierno M. Bachellet, en efecto, no se revisan ni se permite observar otros elementos que de verdad interesan redimensionar si lo que se quiere, no es solamente medir la pobreza, sino evaluar las políticas públicas que se ejecutaron para ello, así como, el rol que les compete a los científicos y tecnócratas en el diseño, la gerencia, la implementación de las mismas. En el marco además de lo que ha sido el ordenamiento mundial dado el contexto de globalización, en el periodo in comento.
Observando el escenario de los institucionalizados de la política chilena ante los medios de comunicación de masas, es decir, ante la Opinión Pública al parecer de lo que se trata es de comenzar con las acusaciones de parte del oficialismo y continuar con las defensas de parte de la concertación, las cuales lo más probable duren hasta la celebración del mes de la patria tapando de paso los dos temas centrales sobre los cuales si el gobierno pretende, con apoyo de la concertación, instalar “la mordida” que falta, a saber: educación y salud.
Dicha así la realidad, la pobreza entonces pasa por el ordenamiento social del discurso, de las propuestas y de los proyectos nacionales lo cual muestra que hacia el Bicentenario, estaremos celebrando una reconstrucción de ciudades que no existen por daños intangibles al patrimonio producto del terremoto y maremoto, y el alza de la pobreza con una ciudadanía que entre tanto jolgorio y demagogia comenzara a perder la paciencia dado que la credibilidad en sus autoridades la perdió hace tiempo.
En este diseño del juego de la política local que tiende afianzarse, lo que se sale del tablero es precisamente la pregunta por la pobreza no en su sentido de medición cuantitativa, sino, en el sentido de interrogarse por el lugar que la ciencia y la tecnología pueden llegar a tener al servicio de su disminución. En palabras de Sen ¿Cómo expandir las libertades hacia el desarrollo para superar la pobreza?, ¿cuáles serían a partir de aquí las herramientas ciudadanas que en términos de políticas públicas puedan construirse para ese fin u objetivo?, ¿Cuáles son los agentes que deben ser intencionados hacia esa meta?
Lo que muestran los datos, es que sin la ciudadanía considerada pobre, sin su participación, sin su motivación, Chile no cruzara la línea del subdesarrollo. Y si de algo sirven los datos es para mostrarles a los moros y cristianos de la política que, los agentes sociales no son con exclusividad los tecnócratas, técnicos, ni científicos que diseñan las políticas sociales desde palacio o desde sus respectivos palacios. Ni los que las evacuan desde los mandos medios de los respectivos gobiernos o las gerencian. Ya durante la gestión de Lagos, se discutía la pobreza dura y claramente se reconocía que no existían vehículos que desde las política públicas permitieran integrar a ese 13%. Para ese entonces, se acuño la terminología conceptual de Durkheim como necesaria al momento político, a saber, integración y cohesión social. Sin embargo, nuevamente los datos duros del aumento hacia el 15% indican que esa dureza tendió a consolidarse bajo un escenario mundial adverso de crisis bajo el gobierno de M. Bachellet.
En este horizonte entonces, la revisión y evaluación de las políticas públicas evacuadas debería recuperar e incluir matices de “democratización” del conocimiento y de la tecnología de acuerdo a lo dimensionado por Arocena y Sutz. Todo ello si se piensa que la política pública es un artefacto de innovación científico tecnológico que debiera elaborarse considerando un enfoque sistémico, y no puramente cognitivo de ciencia aplicada, o artefactual instrumental de uso sin conciencia ni participación ciudadana como ha sido generada y evacuada hasta ahora por los diferentes gobiernos del tinte que sea.
Si algo muestra esa pobreza dura que aparece en los datos es que como “conocimiento a ser modificado” se resiste a una intervención “desde fuera”. Es decir, desde un Estado que busca colocarla como “objeto de políticas asistenciales”, en una relación social “neutra” y no “integradora”. En este sentido, el propio concepto de integración puede estar presentando sesgos de discriminación en la relación social. Y, finalmente en este sentido, lo anterior no permite construir conocimiento social de la pobreza, sino que desde el modelo interventor que se aplica se busca aislarla lo que al final se reduce en que se la deja tal como está, en un marco delimitado, como si se tratara de un objeto de conocimiento imparcial.
Entonces lo que tenemos a estas alturas es una secuencia de problemas asociados entre sí y que pasan más bien por la semántica existente en el laboratorio de las políticas públicas y que dice relación con el enfoque que se tiene de dichos dispositivos al momento de generarlos, al momento de evacuarlos, y al momento de gestionarlos e implementarlos. Es decir, se trata de científicos, profesionales, técnicos que las han generado y producido, que las generaran y producirán.
En este espacio del saber científico, tecnológico y político, en este laboratorio humano al fin y al cabo, la pregunta es: En un contexto de democracia ¿qué rol y función en cada una de las secuencias de la producción de ese conocimiento y saber tuvo en el pasado y le compete en el presente precisamente al actor o agente pobre y al orden de la pobreza?
Más que discutir sobre las responsabilidades para sacar dividendos políticos, lo que se debiera medir es el carácter ciudadano, de participación y de democratización que implican las políticas públicas. Es decir, hasta que nivel se necesita profundizar la democracia para romper esa pobreza dura al cual al parecer no le basta con las migajas de un Estado Caritativo.