jueves, diciembre 24, 2009

Caminamos entre dos aguas por esto días, ¿a donde irán a dar nuestras confianzas a la hora de votar el 17 de enero del 2010?


Caminamos entre dos aguas por esto días, sin saber aún donde irán a dar nuestras confianzas a la hora de votar el 17 de enero del 2010. Desde el campo de la política, las formas que asume el quehacer y los comportamientos al interior del ordenamiento concertacionista, y posterior a las elecciones de diciembre, tiene dos formatos: uno que es el formato clásico convencional con olor antiguo régimen institucional de la cultura democrática que nos gobernara durante estos 20 años, y otro, desde el comando del candidato, con formato mas de movimiento social, de redefinición y definición de actores, también de escenario, con una impronta de cambio y de resignificación de la democracia. Uno con un rostro antiguo, duro, empoderado y parapetado en dos partidos políticos y sus dirigentes máximos: el PDC y el PS; y otro parapetado también en los Partidos, en los militantes del PPD, independientes abiertos, más progresistas cercanos al movimiento Nueva Mayoría que se aglutinara en torno a ME-O. Es evidente que los segundos aparecen más libertarios, más integradores, más cercanos. Y los primeros, se parecen a los que fueran otrora, allá por los noventa, los rostros de liderazgos Pinochetista al asumir el presidente Aylwin.

Curiosa forma que asume la destrucción de un referente y la emergencia de uno nuevo desde su misma piel. Parece la transformación que experimentan las serpientes. Un proceso necesario de vivir para renovarse pero cuyo término no podemos planificar con certeza y exactitud.

Por lo mismo no se sabe aún que rumbo tomaran esas fuerzas políticas nacidas y sostenidas de un mismo tronco. No se sabe si llegaran a generar en torno a su propio ordenamiento la suficiente masa crítica para mantener las cosas como están, o para cambiarlas. Estamos entonces transitando por la tensión que tiene como anclaje además la tan manoseada cuestión intergeneracional.

Tampoco sabemos aún y ese es el mayor problema que genera este proceso, en quien finalmente depositará el candidato su propia confianza de gobernabilidad sobre todo si como se sabe este es un régimen presidencialista.

En nuestra experiencia, este régimen presidencialista, al otro día de ser electo y contar los votos de la mayoría, el candidato ha decidido con quienes gobierna, quienes serán sus colaboradores más cercanos, quienes serán parte de su equipo de trabajo durante los cuatro años de su mandato. Y he aquí el conflicto de confianza entonces, porque no sabemos por quienes optara Eduardo Frei, o si en su gobierno, priorizara una línea de trabajo u otra: la de la conservación o la del cambio, la del continuismo o la de la transformación.

Demás esta decir, que mientras dure el proceso de campaña el candidato tenderá a reducir esa disonancia cognitiva y emocional que genera en los electores ambas construcciones de orden discursivo: la del continuismo a través de líderes como el presidente demócrata cristiano y el del partido socialista, y, aquellos voceros o voceras que logren articularse en torno a su comando.

Sin embargo, en esta reducción de la disonancia, también juega un rol importante el propio candidato y su historia política. Y en este sentido, la memoria no le juega a favor, le juega más en contra. En el pasado, su liderazgo fue ejercido más cercano a la forma parca, autoritaria, jerarquizada, mandona, del prototipo del pensamiento único y presidencialista con mentalidad generadora de vasallos, que, democratizadora, inclusiva, jovial, liberal y abierta a la formación de la ciudadanía.

Por todo aquello, estamos caminando entre dos aguas, por entre medio de ambigüedades y apostaremos a candidatos del pasado que no sabemos como se comportaran en el futuro. No sabemos si Frei va a instrumentalizar nuestro voto, y al día siguiente de ser electo, nos volverá la espalda porque para su mujer “somos todos unos rotos”. Y para él, somos un mal necesario para sus anhelos presidencialistas. La memoria nos dice que ya una vez actúo en nuestra contra, ¿Quién nos asegura que no lo hará de nuevo?

En esa disyuntiva al final de cuentas, el electorado que voto por ME-O, maltratado, minusvalorado, aún ninguneado, no tiene muchas alternativas de inserción y de apuesta más que a si mismo. Es cierto, que por cercanía apostamos a la representatividad generada desde el Comando. Pero en ese escenario, volvemos a plantearnos ¿Por cuánto tiempo? ¿Estamos en condiciones de firmarles otra vez un cheque en blanco? Bachelet lo prometió en campaña y no lo hizo, terminó instalando en el Ministerio del Interior a dos personeros que vienen desde el gobierno de Eduardo Frei Montalva y con ello las regiones conocieron el peso del centralismo y del parlamentarismo regional. Lagos también lo prometió en campaña, y tampoco lo hizo.

Caminamos como los trapecistas, por una cuerda, buscando un equilibrio precario con cada paso que damos y asegurando los pies…

domingo, julio 12, 2009

A la caza de ese otro/otra Light Lechuga elector/a Emergente


Hay dos ideas políticas rondando la opinión pública que se construye en torno a las elecciones presidenciales, que juntas tienen sentido, en relación a como buscará definirse el voto por una parte, y a como debieran estructurarse las campañas de los tres principales candidatos por otra en lo que queda de tiempo de carrera.
En efecto, la primera es planteada en la Tercera Dominical por Patricio Navia y se refiere al rol de las clases media en esta elección, la cual dicho sea de paso debiera, en el detalle, precisamente llevarnos no solamente a realizar una radiografía actualizada de la inserción en la distribución de la misma, sino, a la detección del cambio cultural y a su actual morfología, lo cual lleva, a poner en cuestión la segunda idea planteada por Ernesto Águila en La Nación Dominical, a saber que, es probable que quienes voten desde los sectores medios bajos, medios-medios y bajos propiamente tal, no lo hagan desde una cultura política dura o si se prefiere desde una ideología, muchos menos, solicitándole a los candidatos que la posean y hagan uso de la misma para sopesar y calibrar su decisión.
En efecto, Ernesto Águila sugiere que la candidatura de Marco Enríquez Ominami experimenta el dilema del prisionero dado que al parecer no define elementos duros en su programa de gobierno, y que al hacerlo, toma elementos que lo acercan al comportamiento de la derecha económica y elementos que lo acercan a la izquierda humanista y ecológica indistintamente sea para re definir el rol del Estado, los empresarios y la ciudadanía en general, más allá de una definición de clase, o sin considerar el conflicto de clases en el escenario. Por cierto, todo lo anterior supone una cultura política definida y presente en los electores, los cuales en términos de actores sociales, demandarían este posicionamiento del candidato.
En otro sentido, pero que se relaciona con lo anterior, Patricio Navia aclara el rol que los actores de clases medias tendrán en estas elecciones. Basado exclusivamente en el consumo, y la movilidad social ascendente que han experimentado las: clases bajas y pobres hacia la clase media baja y media media en el país en estos últimos 20 años, sostiene con verosimilitud, que estas han aumentado demográficamente, y que serán las que definirán el voto. Es decir, no será como en otras oportunidades advierte, los sectores populares los que definan el voto, sino estos actores emergentes en función de: la oferta de consolidación, aspiracional e integración a la dirigencia o élite de gobierno, las que decidan el presidenciable.
Juntando ambas ideas, se puede hacer la siguiente propuesta, quién de los candidatos logre de mejor manera identificarse con esa clase media, con sus ideas de bienestar, con sus ideas de progreso, será el electo. Quien de mejor manera logre impregnarse de esa sensibilidad aún no del todo consolidada como cultura, y emergente de estos últimos 40 años en el país, será quien logré su adhesión. Y al parecer, esa clase media emergente, no tiene necesariamente una idea “históricamente” definida que le cierre a priori oportunidades de innovación, de inserción, de integración, etc., como demanda Águila. Es probable que estas clases medias sean desconocidas y hubiera que indagar en torno a su visión del medio ambiente, incluso en torno a los consensos éticos ciudadanos de convivencia más allá del politeísmo o monismo moral, dado que bien pueden ser actores transversales como queda manifiesto frente al uso de la píldora del día después, al aborto terapéutico, a la ley de uniones homosexuales, etc. También queda de manifiesto en temas de rechazo como la corrupción presente en las diferentes instancias y poderes del Estado, la opinión sobre la élite de los partidos políticos, el distanciamiento de la Iglesia Católica, etc.
En este contexto, sería conveniente comenzar a plantearse la pregunta acerca de ¿Cuál es el estilo de vida de esta clase media? En el entendido que esta clase media surge al alero del mercado, es joven en inserción en este estrato, y tiene un nicho cultural indefinido aún políticamente hablando. Sería conveniente indagar entonces sobre sus aspiraciones en materia educacional, dado que como es sabido desde hace ya 40 años, desde la privatización el nivel de la misma en términos de cobertura ha ido en aumento.
También es conveniente indagar sobre sus niveles de desarrollo espiritual, más allá de la tradicional instalación de las religiones católicas, cristianas, evangélicas en general. Es probable que tengan hábitos alimenticios, de entretención diferenciales.
Chile ha cambiado en múltiples factores, los nuevos ricos de hoy, no son los mismos ricos de familias oligarcas de hace 100 o 50 años atrás. Si bien es cierto se mantienen los mismos grupos de familias oligárquicas en el mundo económico y político, hay un porcentaje de ellos que ha cambiado, aspira ha consolidarse y/o aspira a democratizar las redes sociales que permiten acceder a la gobernabilidad. En este sentido, es conveniente detectar las diferencias regionales en relación con el centro metropolitano ya que lo que antes, es decir en 1.990 se aceptaba como un padrón de comportamiento a copiar o a seguir, hoy por la globalización y la Internet, por efecto de la necesidad de diferenciación, simplemente no se sigue ni se acepta y se pone la reivindicación de lo propio como lo prioritario.
Así las cosas, la lealtad a la concertación, o a la alianza, a la derecha o a la izquierda, parecen ser variables “de ética política” que no serán leídas de manera rígida o desde un solo ángulo. No será tan fácil definir y convencer a un/una elector/a opinante, lector de su propia realidad, sin anteojeras y tal vez algo light-lechuga, consumidor de farándula propia y ajena del futbol
o de la televisión. Esto es como decir que todos y todas están construyendo su propio paralaje.

domingo, junio 07, 2009

Chilito, ¿cuanto te quiero en el 2.009?


Hace tiempo que nos venían diciendo en el futuro plus cuan perfecto que vivir en democracia supone el riesgo, la complejidad, la incertidumbre. Pero nosotros/as en el Chilito del tiquitiquiti, el vino tinto, el queso o la empanada, también ese de la wisquierda habíamos dado como por sentado que de ese virus estaríamos curados. Y no fíjese.
Divertido, entretenido, estimulante, apanicador y aterrador, para otros/as, lo cierto es que vivimos un futuro incierto en términos de gobernabilidad política para el próximo año y al menos los 4 que vienen por varias razones.
En muchos casos nuestros trabajos están en administraciones municipales y/o nacionales públicos. Y los alcaldes recientemente electos no saben con que administración del Estado – Nacional tendrán que trabajar el próximo año al menos a nivel de regiones. Y si los acuerdos serán respetados. Esto sin considerar aún los efectos de la crisis de la globalización que al parecer se tiene regulada en su impacto financiero y social - salud.
Las candidaturas parlamentarias decididas por las élites partidarias aún no han sido confirmadas por el comité central ni por las directivas de los partidos políticos ni de la concertación, ni de la alianza. Aún no tenemos candidatos/as confirmados de postulación que irían en la plantilla. Todo aquello porque al parecer tendremos varios candidatos presidenciales inscritos en la papeleta y los militantes andan medio perdidos, no saben a quien apoyar. Sobretodo en la Concertación, el Juntos Podemos, la DC y porque no decirlo el PPD. Si ya llega a ser cahuin farandulero de opiniones con recetas a cerca de lo que hay que hacer o dejar de hacer con la candidatura de los Enríquez-Ominami en la política y los apoyos o logros conseguidos.
Frente a los hechos, ríndete. Nada quehacer. Sin anestesia a vivenciar la incertidumbre. En verdad en este contexto, las confianzas también tienden a moverse de lugar y de espacios, se mueven, sobretodo la de los empresarios y la de los jóvenes que por una disposición de edad son más plásticos y dinámicos, más favorables a la flexibilidad y la apertura que requiere el riesgo democrático. La osadía, la valentía esta en alza.
Por esto y en un horizonte de muestreo comunicacional, algunos detalles que se podrían explorar son las formas de construcción de la paternidad, de la masculinidad, de organización de los procesos de trabajo, de distribución de responsabilidades al interior de la sociabilidad más cercana de los candidatos así como su forma de construir liderazgo y equipo. Es interesante saber como viven su humanidad, ¿de que se alimentan?, ¿cuánta agua consumen?, ¿Cuánta energía?, ¿en que ocasiones encienden velas? En fin, más allá de la farándula y orientación hacia el consumo doméstico, enfatizar y poder apreciar detalles como de “novela de las 20.00 hrs” para aumentar el rating, la performance y la participación ciudadana, así como profundizar los cuestionamientos acerca de los estilos de vida y si los mismos se acercan a criterios de desarrollo auto-sustentable.
Sin embargo no todo es de leche y miel. Además de las confianzas, también se movilizan miedos, odios, ciertos resentimientos de afectividad no elaborada sobretodo en aquellos que han dejado familias partidarias y se han trasladado a nuevos referentes sociales y políticos. Ese clima de odiosidad en las conversaciones, esa hostilidad en la opinión pública hacia aquellos/as que no quieren votar por tal o cual candidato, o mostrar intención de voto, de apoyo a un candidato que es y ha sido considerado el adversario durante por lo menos los últimos 50 años también se está dando y resulta comprensible solamente como un enclave autoritario presente en la argumentación. En efecto, la democracia y su capacidad de construir reflexividad en términos comunitarios, así como su forma de definir virtud en un sentido ético no pueden ponerse en juego. Y cuando eso se hace con epítetos como ¡traición!, quiere decir que hay déficit de tolerancia, pérdida de samaya como dirían los budistas porque lo que sale de la boca hacia ese ser que es o fue miembro de la comunidad es una palabra poco compasiva por decir lo menos. En lenguaje político, más allá del desafecto hay problemas en la convivencia cívica. Algo del tejido social se agrieta.
Por eso la confianza en la ciudadanía y su sabiduría para decidir su votación es clave. Esto además porque el sistema político tiene que ser capaz de hacerse responsable de la votación de casi cuatro millones de no inscritos en los registros electorales. Más aún si son jóvenes en el sentido generacional. Es esa cultura política la que mostrará una transformación en la tendencia de voto, y es su incidencia en la gobernabilidad lo que debería manifestarse o expresarse. No me cabe duda que a nivel regional hay profesionalismo, capacidad de gestión suficiente para ese empeño. También a nivel nacional. Por eso cuando se dice que Enríquez Ominami no tiene parlamento, ni gobernabilidad para administrar el Estado, lo que se dice es que no hay ciudadanía joven capacitada para aquello. Aquí no solo se equivocan sino que además eso resuena como rechazo anticipado hacia quienes lo apoyan en la búsqueda de firmas. Y refuerza el proyecto, en el sentido de la inscripción para hacer gobierno y generar el recambio de una elite que no escucha, se pelea entre sí y además pierde el rumbo en torno a si misma como “comunidad”.
Hay gente para renovar el parlamento, sin embargo la élite política no quiere hacerlo. Y no quieren hacerlo porque tienen comprado el asiento senatorial o el de la cámara con el binominal o andan buscando imponer encuestas piñuflas o trucadas con criterios de selección o designaciones a dedo. En la antesala, se espera a saber que sucede con las candidaturas parlamentarias de los presidenciables que van por fuera de las dos grandes coaliciones. Se espera a saber si además de las firmas para la inscripción existirán listas paralelas. Esto es, juguemos al riesgo. A danzar con la realidad.
Más en concreto, cuando se dice que Enríquez Ominami es también oligarquía y que junto a su padre mantienen un comportamiento díscolo ante el PS y la concertación surgen variadas formas de interpretar ese posicionamiento. Entonces la complejidad del proceso que se experimenta se abre más aún en términos de definiciones. Y nuevamente soltar, amar la incertidumbre, sumado al tener confianza es lo más adecuado.
Por todo lo anterior finalmente, quien ama la democracia aprenderá a amar la incertidumbre y vivir tiempos inciertos, ojala pueda casarse con ella, aunque sea bígama, practique la poligamia y sea un poquito promiscua con condón claro está, es decir, con ciertas protecciones y cuidados. Todo ello porque en verdad, la derecha política estancada en tormo al 38% no tiene garantizado tampoco el triunfo. Y por cierto, algunos jóvenes pueden irse movilizando cada día más hacia la oferta generacional Enríquez Ominami en la medida que consiga constituir “ethos” a nivel de las regiones y de la nación. Un ethos que incluya propuestas, proyectos además de candidatura.

domingo, abril 19, 2009

¿Será Frei capaz de hacerse el harakiri?


Las dudas que aparecen en torno a la candidatura de Eduardo Frei Ruiz Tagle son de carácter endógeno, es decir “hacia dentro” de las fuerza políticas que lo apoyan y lo apoyarían en su intento por llegar al sillón presidencial por segunda vez, y no exógeno, es decir, en su relación con otras fuerzas políticas en confrontación específicamente con la Alianza por Chile. Aunque las mismas pueden hacer antropofagia de esas fragilidades argumentativas, si como de hecho puede ocurrir, no se encaran las falacias y las verdades en el tiempo de la política que tiene plazos cortos esta vez.

En efecto, el “hacia dentro” tiene más que ver con los contenidos de lo que sería su propuesta de gobierno 2.010 – 2014 en torno a los compromisos abortados o frustrados. En definitiva promesas y ofertas no cumplidas de los anteriores gobiernos de la Concertación por una parte, lo que debiera llevarlo a revisar críticamente la gobernabilidad pasada principalmente en lo que han sido sus errores, dada la oligarquización progresiva de la élite mandarina de la cual forma parte, sea como su heredero y representante, la creación de circuitos claramente corruptos asociados al nepotismo y que por cierto indirectamente lo involucran en cuanto perteneciente a un partido y a una familia política, así como a la propia coalición. Ejemplos ya tenemos de sobra: traspaso del mundo privado al público y viceversa con tráfico de influencias, de redes de parentesco y de negocios, de capitales sociales, culturales, económicos, etc.
Este proceso de revisión crítica “hacia dentro” debería por cierto considerar otra arista no menor de este empeño y desafío en el que está decidido a jugársela con rienda en la mano, y que dice relación con lo que en su propio juicio haya sido, es y sea, su propia transformación cultural como líder, dirigente político cualquiera sea el carisma que quiera poner en juego durante el proceso de campaña electoral.
En términos generales se menciona ya en la opinión pública el carácter definitorio que debiera tener la presencia de su familia en el gobierno en términos de inclusión o exclusión, dada la ética política que en el clima social y de la opinión pública, se ha ido construyendo durante estos últimos años. Sin embargo, a lo anterior debiera sumársele la importancia y la significación que la ciudadanía pueda darle a los atributos, a los actos, a las palabras y a las presencia de las sucesivas familias y parientes de los presidentes en los gobiernos pre y post Frei, es decir, la evaluación por ejemplo que se hace de la presencia en los respectivos gobiernos de la familia de Lagos, de la propia familia de Frei, de Bachelet, y con menos memoria de Aylwin. Asuntos que por cierto, a estas alturas del campeonato no son detalles “menores” y de poca relevancia.
Es más, debiera ser importante no solamente la preocupación por el “tipo de participación” en torno a las familias más importantes y a los cargos que ocupan, sino a todos aquellos miembros participantes de los cargos medios y de la alta gerencia pública con los cuales el gobernante llegara al poder de ganar. En el caso de la elite concertacionista, y su nicho electoral, las ofertas de campaña deben cuidar “mucho” y “muy bien” su relación no solamente con el sector popular, sino y esta vez, con los sectores medios, pues son estos los que se perciben cansados “éticamente” de mantener, preservar y sostener el hilo sustentable de lo que otrora se llamara reserva moral.
Por lo mismo, en todos los sentidos, el problema que enfrenta Frei es complejo. Debe hacerse cargo de su propio cambio de liderazgo que debería impulsarlo a transformar la élite actual e instalada desde 1.990, y democratizarla más allá de su propio grupo, élite y ethos lo cual implica trascenderla, cortar con aquellos que, ya instalados, lo han escogido para que se los mantenga donde están y sin riesgos, incluso colocando en posiciones privilegiadas a sus delfines cuando estos son sus propios parientes, hijos o hijas. Mal que mal, el mismo es un representante de la oligarquía democrática que patrocinada por el sistema binominal ha sido incapaz después de 19 años de proponerle al país otro rostro, es decir, él mismo encarna la repetición, a modo de alternativa a que la derecha política arribe al poder, y en esa encrucijada pierde credibilidad y confianza.
En verdad, en el proceso de campaña no solamente se le pedirá que convenza a la gallada o gente, sino que les demuestre que el argumento de la derecha en torno al cansancio y al agotamiento de la concertación no tiene asidero en la realidad. Esto, en términos de gestos significa ni más ni menos que entregar a priori las caras y los rostros de las familias “nuevas” y jóvenes”, distintas/diferentes que propone para demostrar que en su gobierno “no habrá más de lo mismo. Y que, precisamente los apellidos que ya han estado en la opinión pública, esos, no se repetirán con Él durante su gestión. Como todos y todas entienden, estas demandas fueron solicitadas ya en campañas anteriores y no fueron cumplidas.
Es más, el 10% que le faltará a Frei para ganar, va a votar por él si se convence antes de las elecciones y en el proceso de decisión del voto, que los rostros y las caras nuevas tanto a nivel regional y nacional, dan el marco de equipo que sustenta el cambio y la transformación de Frei como líder. Internamente eso supone entonces que él se haga su propio harakiri, la que no hizo Bachelet porque las fuerzas políticas no la dejaron, donde Lagos metió nepotismo “blaqueador” asociado al empresariado y donde hoy tenemos como resultado círculos de corruptela y “negocios raros”.
Frei entonces debería ciudadanizarse, pero de verdad. Y la gerontocracia de la nomenclatura que ya lleva entre 10 y 20 años en los gobiernos debería ser lo suficientemente generosa para abrir camino a “caras nuevas” en los puestos de gobierno. Que no se trata esta vez, otra vez de “huachar puesto de gobierno”.
Una vez que este contexto sea modificado y para lo cual queda poco tiempo, solamente entonces se podrá decidir la conversación sobre el futuro y los temas país como la producción de energía, la innovación tecnológica y el desarrollo sustentable, o el manejo de la crisis del capitalismo en la era de la globalización.

sábado, abril 11, 2009

“Mujeres de /con tacos” o Del Vaginismo Social Tradicional

Una parte de la ciudadanía se ha acostumbrado a la farándula. Y le gusta ese clima “aspiracional y emergente”, que tiene y muestra la elite oligárquica chilena. Por eso no sería extraño que en el futuro nos gobiernen no solamente actores, sino, músicos, deportistas, modelos de pasarela y afines. Mal que mal, las ideas largas y coherentes están en bajada en los medios de comunicación hace ya bastante tiempo, y tienden a subir, o están al alza, las ideas cortas necesarias para los tacos altos, ya que de otra manera las identidades de las cuales estamos hablando, no se sostendrían en pie. Es decir, no tendrían y no alcanzarían el tan deseado equilibrio.
Recuerdo todo esto a propósito del viaje a Miami de uno de los candidatos a las presidenciales durante estos días de interrupción de las actividades por feriado religioso, y de una propaganda donde una mujer, actriz y modelo, les enseña a las mujeres que su identidad está en los pies y por cierto más específico en los tacos. Pienso, (luego existo en el asombro) como hemos llegado al arribo de las falacias en el mundo de la imagocracia televisiva al punto de cambiar los ejes de comprensión y dimensión de la vid al punto de aceptar que la cabeza está en los pies, y el corazón está en los tacos. Aceptar que otra mujer, hermana en cultura nos lo diga de una manera sonriente y sensual promoviendo el consumo, y el resto sin levantar sospechas, partir por ese camino, mientras la sugerente modelo se echa unas cuantas lucas sin conciencia alguna a los bolsillos.
O sea 19 años de democracia, incluida mujer médico en el sillón presidencial, sirven de poco los avances, a la hora de prever la salud ciudadana femenina en términos de enfermedades a la columna y a los huesos, y a la hora de proponerle a la cultura de género, una construcción de sentidos del equilibrio en busca de la identidad diferentes. Al parecer 19 años no es nada, o lo que es peor será nada a la hora de emitir un voto. Volverá a apoderarse de la conciencia de las mujeres, ese sopor insufrible, inenarrable de “otra vez” lo mismo: las “Mujeres de… “, mujeres de familias biparentales monogámicas en el gobierno como modelos de identidad a seguir en los procesos de toma de conciencia que alguna gatillamos.
En verdad, planteo todo aquello como una posibilidad de trabajar sobre el sentido común de las modelos de “primera dama sobre tacos” que inevitablemente tendremos que soportar en el próximo periodo principal. No le hace mal a las chilenas post Bachelet, cuestionar ese “rol subordinado y latero. Cuestionarlo desde el punto de vista de género, es decir, como construcción cultural “agregado” a la posición y rol del primer mandatario.
En efecto, durante todos los otros gobiernos de Chile, tuvimos que aceptar como parte del arribo del presidente al sillón, esa suerte de “mujer de” con: poder de influencias, con poder en el palacio, con control de palacio incluido derecho a voz y flash foto en la tonalidad incuestionable y en el modelaje también incuestionable. Por cierto todo aquello además, a cargo y por cuenta de todos y todas las chilenas. Es decir, nosotras mismas las chilenas trabajadoras, lo pagamos sin preguntarnos si lo deseamos o no.
Esta vez, volvemos a la misma idea. Reproducción. Kitsch dirán algunos. Lo cierto es que no es democrática porque se instala “allí” pero sin votos, se instala con una voz en off privilegiada y el pueblo no le ha otorgado representación popular, es decir, es una representación social “usurpada”, “bastarda en términos de su ilegitimidad”. Entonces es bueno al menos desde ya marcar los límites de no deseo de reproducción de esa farándula, que en algunos casos le puede quitar hasta votos al candidato en campaña. En verdad, no todas las mujeres queremos volver a ese modelito de “mujeres de /con tacos o botones al gobierno”, mujeres acompañantes como el arroz o los gomeros de palacio.
Es tiempo que comencemos también a discutir sobre esa posición privilegiada que da a algunas mujeres lo que en Brasil se llama “vaginismo social”. Desde el lado del sexo opuesto se llama siutiquería, o arribismo en Chile (es decir, intentar movilizarse socialmente en ascenso a través del pene en el caso de los hombres).

sábado, marzo 21, 2009

Los vaivenes de los candidatos presidenciables y parlamentarios terminaron con- mi- go-go



Aunque ya en diciembre del 2.008 muchos analistas políticos y la ciudadanía preveían la bajada de Ricardo Lagos primero y de José Miguel Insulza después, mi reflexión fue absorbida por el voluntarismo político y un excesivo subjetivismo impidieron efectivamente analizar los comportamientos de ambigüedad presentes, y obnubiló precisamente la capacidad de visión, impidiendo emitir juicios realistas y la reconstrucción de escenarios y actores políticos que se ajustaran a los acontecimientos presentes y futuros, que por cierto hoy día, implican considerar en principio la candidatura de Eduardo Frei, la “insólita” opción y preferencia de las dirigencias de los partidos progresistas como el PPD y el PS por el mismo candidato, la realización de primarias al interior de la Concertación con el candidato Juan Antonio Gómez del PRSD sin la posibilidad de jugar con otra posibilidad como la de Marco Enríquez Ominami, y la secuencia de candidaturas paralelas de las cuales ninguna consigue aunar fuerza electoral desde la izquierda y el progresismo sumados al Juntos Podemos.

Cuando esto sucede el silencio es la única actividad posible por un "tiempo razonable". Desde Enero hasta Marzo, y lo más probable que se mantenga durante la mayoría del proceso eleccionario que culminara lo más probable en segunda vuelta presidencial. Silencio político a manera de ostracismo y construcción de paralaje político porque se cometió un error en el sentido de mezclar: a través del análisis y construcción de opinión la anticipación de posibles hechos del futuro político junto con construir un orden favorable a la adhesión, a la propia credibilidad y la de otros en orden a apostar a un determinado liderazgo. Y esta mezcla fue la que no dió resultado, no permitió ver con claridad y tuvo como resultado el fracaso de una apuesta. Se quebró la búsqueda intencionada desde la voluntad por generar un orden en torno a una candidatura. En efecto, buscar sumar adhesiones a la candidatura de José Miguel Insulza y su posterior bajada fue un golpe bajo en el sentido que generó un quiebre a la continuidad de ese sentido forjado, generó frustración, desamparo, poca credibilidad, desconfianza al interior del escenario político favorable a su campaña en general, y desde el punto de vista del diseño de posibilidades del juego político de los actores asi como de las opciones elaboradas y en elaboración por la ciudadanía.
En este contexto, la opinión pública política y el ánimo de muchos y muchas se fueron de vacaciones sin ningún interés de comprometerse con una producción de discursividad en torno al orden social y su reproducción porque no hay ordenamiento y sentido en términos de coordenadas sociales evidentes de suyo en términos de futuro gobierno. Y porque además se produjo un cierto desgaste asociado a una desmotivación por la impropia forma de proponer/imponer sentidos de articulación. Lo que haya y hay lo construyen otros, la élite resuelve quienes son los candidatos en un diseño de temporalidad que no contempla a la ciudadanía ni las transformaciones que el sistema electoral y político requiere y necesita. El tiempo/espacio de la política se ajustan al pragmatismo y las utopías y sueños se colocan en el perchero del recuerdo. Todo ello sin rotular los efectos que la crisis del sistema financiero global pueda tener sobre la esfera política local durante este año de elecciones. Todo ello porque la cultura de gobierno oligarquica busca colocarnos en unas coordenadas de comprensión "insoportables" a 20 años de gobierno de la Concertación.
El silencio tiene sentido si efectivamente sitúa en un entre paréntesis las opciones para ver si se alcanza a proveerlas de significación durante el proceso de campaña más allá del eje imposición/acatamiento que acomoda a la lógica partidaria y al sistema binominal.
El silencio tiene sentido si, como puede ocurrir dados los plazos, no se encuentra ni se teje significación al proceso de campaña electoral en ninguno de los postulantes tanto a la cámara alta, baja y presidencial. De hecho en la repetición obsesiva de candidatos después 19 años al parlamento claramente no hay significación democrática sustentable, más bien se trata de una enfermedad oligárquica de la democracia actual.
El silencio no daña y puede ser un catalizador de conciencia crítica.
El silencio puede ser una forma de escuchar lo que efectivamente la ciudadanía desea y promete escoger.
Por eso, a transitar por el silencio… hasta que vea y descubra que hacer con mi voto.

domingo, enero 18, 2009

Así Están las Cosas en Este Matrimonio Amor al 2.009


Cuando no se quiere “decir públicamente” una cualificación que admitiera o admitiese la profundidad de la disputa semántica por significar una situación al campo de la política o al campo de poder, en este caso al escenario político, como así también confirmar la amplitud de los actores, los rangos, las posiciones, posicionamientos que se la están jugando por diseñar ese “nuevo” trazado de cancha, se usa en Chile desde 1.990 en adelante, el concepto “complejo”.
En efecto, es un término ingresado por Edgard Morin al léxico de la ciencia y el desarrollo de un paradigma contemporáneo, precisamente para hablar del pensamiento desde coordenadas que admitan reordenamientos de formaciones culturales en los procesos de construcción y deconstrucción. Busca reunir elementos como crisis, crecimiento, conflicto, contradicción, transformación, dialéctica junto a los procesos de enacción a través de los cuales la humanidad en cualquier lugar del planeta, procura armarse un relato sobre su cotidiano para de ese modo, en lo cotidiano y particular, cada quién diariamente saque a pasear su identidad en el mundo y al mundo.
Lo complejo es entonces lo que designa el estado y camino de la élite de la Concertación luego que las directivas del PPD, del PS, y de la PDC a través de sus estructuras orgánicas hayan nominado a Eduardo Frei Ruiz- Tagle como su candidato presidencial sin abrirse a primarias o abriéndose a las mismas.
Varios son los aspectos de esta “des-composición” si se mira la articulación política llamada “Concertación” como una totalidad con sentido país que comienza a generar elementos particulares (liderazgos y ciudadanía) que no pueden ser tratados como partes de un sistema con consistencia, coherencia, cohesión y significancia proyectable en el tiempo.
De una parte, pareciera ser que la élite a través de sus mandatarios ha buscado proponer un ordenamiento unitario útil, pragmático, que permita al menos sacar a la ciudadanía del estado inerte de significados o de desorden o de pluralidad. Una propuesta con un candidato que enfrente precisamente lo complejo en cuanto a diversidad ciudadana emergente con los gobiernos de Ricardo Lagos E. y consolidada con M. Bachelet J y sus respectivos liderazgos. Al parecer, Zaldívar, Flores, Arrate, Navarro, Enríquez-Ominami, Tellier, Hirsch, Gómez constituyen opciones de liderazgo desde dentro y fuera de la Concertación, cuyas coordenadas de reproducción del “sentido armado o construido de la nomenclatura” que gobierna desde 1.990 han crecido en retroalimentación lo suficiente, como para no caber en la administración de lo que existe.
Es decir, todos juntos no caben en la torta y la torta se desarma, se abre y se vuelve a cerrar reduciendo el espacio de intercambio de posiciones y por lo mismo, ampliando las disputas por las mismas. Todo ello en el entendido que el imaginario del poder es un círculo de posiciones a distribuir con más o menos privilegios asociados a las mismas. En este contexto, el liderazgo de ordenamiento es más un dispositivo de control del desarme absoluto de lo que hay, que un verdadero liderazgo. Y cualquiera de los liderazgos que al día de hoy aparecen como fuera de la carrera presidencial, Insulza y Lagos, al parecer habrían significado matices más/menos, de la misma instalación del dispositivo de orden, mas que construcción del orden deseado.
Lo complejo aparece entonces por un parte en lo que hay que negociar encarnado a través de cada liderazgo mencionado, y no solamente en capacidad antropofágica sino en elegir y discernir lo posible de ser cooptado. Además, lo que no se resuelve desde lo que pasara a constituir el “núcleo duro” de la concertación en el poder político de la élite y su nomenclatura que buscará sacar provecho de haberse transformado en el muro de contención mientras estaba moviéndose la descomposición. Y también, aquello que permanecerá fuera cuanto daño pueda ser en su construcción de nuevo referente sobre todo hacia la izquierda.
En este último sentido, hacia la izquierda, es donde es posible ampliar complejidad si como se espera, la cultura política de las nuevas generaciones sea más progresista, liberal, con conciencia ecológica y estatista en el sentido de privilegiar al Estado como protector y garante distributivo, y menos individualista, consumidora y neoliberal. Hacia la izquierda socialista y progresista, cuyos nichos electorales posibles son el PPD y el PS porque además a ellos están asociadas las transformaciones sociales, y no necesariamente la estabilidad y la dinámica del acomodo político desde la oligarquía, el nepotismo y la defensa de las familias tributarias históricas.
Más allá de los liderazgos que puedan representar simbólicamente más reproducción familiar patrimonial oligárquico del poder político en Chile, es claro que el tejido social ha sido transformado, y un liderazgo desde arriba hoy día no le garantiza a esa cultura emergente recomponer el afecto y la pasión de la participación. El pragmatismo tiene aquello de la conveniencia de cuidar de los bienes y del capital adquirido en 20 años, pero no garantiza que tras el flash foto, tras el flash foto, pueda la ciudadanía abrir puentes comunicacionales que permitan aceptar la gerontocracia, la construcción cultural de la diferencia desde el género y “el estado del orden familiar patrimonial oligárquico de las posiciones políticas”.
Así el orden de las cosas, las interrogantes que enmarcaran este año nuestro proceso y posterior decisión a la hora de votar son ¿Cuál de todos los líderes, futuros seductores, puede garantizar el recambio y la ingeniería de la elite de la concertación? ¿Cuál de todos los posibles citados, en el imaginario colectivo puede contener los deseos de transformar el estado del discurso, del orden, del símbolo “Concertación” para encaminarnos hacia otra plataforma de participación, de cohesión y de inserción social coherente al bicentenario? ¿Cuáles son los rostros y cuerpos de ese ritual de atracción?