domingo, abril 22, 2007

Aún No hay Carrera Corrida

La decisión de la derecha política de votar en contra de la derecha económica en el parlamento un proyecto patrocinado por Hacienda y el gobierno de M. Bachelet a los cuales se le sumaron 3 votos de la Concertación, han colocado a nivel en discusión de la opinión pública (que no es la gente sino los medios de comunicación de masas y los mandarines) el uso del "oportunismo" instrumental en política lo cual dicho sea de paso a nivel local, se conoce desde la recuperación de la democracia a través del voto "útil" de varios concejales que al administrar el pladeco (plan de desarrollo comunal): compran, venden, permutan, arriendan realizaciones de proyectos conforme a intereses económicos personales que no se ubican precisamente en el corazón ni en el interés del pueblo.
En efecto, al oportunismo esta vez se le suma un clima de transversalidad política de la élite mandatada por sufragio y gubernamental en la búsqueda de la participación popular electoral sea a través del: populismo clásico o en redefinición, una redefinición de la democracia, y por cierto del nacionalismo en la era de la globalización. Y de todo aquello con un paso al frente de parte de la derecha política la cual si no da marcha atrás en lo que respecta al corte con la derecha económica, puede en su intento por avanzar al gobierno 2.010 traerle beneficios, no solamente como redefinición económica de un proyecto "libre mercado", sino, asociado a una redefinición de un proyecto político a largo plazo. Esto es como decir que en la era pos pinochet acaban de encontrar el inicio del hilo de la madeja o el punto ido. Resta saber si continuaran desanudándola, hasta rearmar el tejido donde la llave es la apuesta a una redefinición de su "nacionalismo" más allá del huaso y la cueca de salón, mesocrático en la superación del vigente vino tinto en caja, de exportación y la tradicional empanada. Es decir, estamos hablando de un desarrollo sustentable y un crecimiento definido desde un nacionalismo cuyo Estado sea de bienestar y de protección social teniendo como telón de fondo la era post globalización y no al revés.
Por cierto, es de público e histórico conocimiento que la actual derecha política había dejado de lado su inserción ideológica nacionalista con fuerte presencia en sectores medios y no menor expresión en sectores bajos ya desde los 80, y aunque esta actuación en el parlamento pasa inadvertida para la "gallada", si el brote "nacional popular-populista" se elabora culturalmente, bien pudiera dar como resultado: inclusión y pertenencia, toda vez que allí ya existen liderazgos consolidados a quienes este giro no los hace perder anclaje. Además ya la mayoría de los grandes negocios financieros están hechos, de suerte tal que se trataría casi de definir una obra de caridad y de chorrear un poco de toda la ganancia concentrada con los 17 años de dictadura, más los 17 años de la democracia.
En verdad, es otra forma de decir que Bachelet debería cambiar la negociación y el trato construida por Lagos Escobar con los empresarios, la CPC y la SOFOFA porque precisamente se develó el secreto mejor “tapado” de la elite concertacionista, a saber, que durante 17 años se fueron construyendo alianzas financieras y de gobernabilidad con la derecha económica, que dieron como producto de esa relación, la constitución de un capital simbólico además del económico que en la actualidad especialmente la UDI ha decidido evidenciar, cuando no declarar en un quiebre, de cara a las posibilidades reales que otro empresario S. Piñera pueda llegar a ocupar el sillón presidencial, y sacando cuentas de lo que ocurrió en el pasado con esta alianza política de trasvasije y lo que ocurre en el presente.
Este escenario de repetición fue evidente de suyo en la fotografía de los integrantes en la comitiva presidencial a Venezuela, diseñada a la antigua usanza Lagos, Frei, Aylwin, mientras en Chile y en el Senado ya sabemos lo que sucedió. En este sentido, la declaración de buenas intenciones hacia la ciudadanía y la demarcación de contenidos de gobernabilidad por parte de la Presidenta aunque constituyen un rasgo de sinceridad y transparencia, no son garantías que de cumplirse, puedan ser leídas por parte de los electores y electoras solamente en clave de "justicia social distributiva concertacionista”.
Desde la Concertación lo que está ocurriendo con luces encendidas lo plantea Sergio Micco (G80) en la Nación dominical. El concepto de lealtad para la unidad se deteriora con costos para todas las elites partidarias cada día si no se redefine el modelo económico en función de la redistribución, la igualdad, porque el crecimiento puede darse también y además con un rediseño de políticas públicas cuyo patrimonio hegemónico no está en el MIT, ni en Harvard, como otrora estuvo en Chicago. Y por cierto se deteriora más, si la oligarquía concertacionista continúa trabajando con los criterios fijados para la transición y por sobretodo con una derecha política abierta y tal vez decidida a cortar con su cordón económico umbilical.
A sabiendas entonces que este comportamiento de la derecha en el parlamento es solo una primera impronta, puede el gobierno preguntarse si en efecto tiene y dispone de tiempo (en la Moneda) para esperar esa consolidación en términos de proyecto y oferta país, o si define un modo, una vez descubierto el secreto, para construir una relación sana entre la política, el dinero, y quienes poseen capital en Chile, bajo una reorganización precisamente de su propia élite.
Se trata de estar a la altura de los tiempos. Y ya que al parecer ninguna de las dos articulaciones políticas consigue ponerle el cascabel al gato, aunque parezca majadería, el problema sigue siendo de integración nacional, de pertenencia, de cohesión, de procesos de identificación y construcción de actores sociales en la diferenciación cultural. Sigue siendo de modernización de todos los poderes del Estado en probidad y anticorrupción. En este contexto entonces, nadie tiene ganada la corrida, y ambas coaliciones tienen que trabajar para llegar a la meta con todo lo que les falta.







domingo, abril 08, 2007

De la Unidad y Lealtad


La mayoría de los políticos connotados e incluso la actual mandataria desde hace un tiempo vienen solicitando Unidad de la Concertación para poder salir de la crisis de gobernabilidad en la cual se mantiene desde que el movimiento de los pingüinos hiciera escuchar su voz, pasando por el movimiento ciudadano en torno al colapso del proceso de modernización del transporte santiaguino.
Dicha crisis afecta con mayor o menor intensidad por una parte, al gobierno de Bachelet, por otra, a la coalición de partidos que hacen de soporte, y últimamente a la posibilidad de re elección, ergo a la continuidad de un quinto gobierno, lo cual indicaría a estas alturas, que el estado de cosas está afectando al capital político de la Concertación y por lo mismo se interpela al ordenamiento en la lealtad entendida como el silenciamiento de los conflictos internos, a la homogeneización para restaurar lo que se entiende devendrá en una lesión grave de la confianza. Se trata de un sometimiento, o si se prefiere un "disciplinamiento" a lo que se entendía fue la cultura de la transición democrática, a saber, la política de los consensos coordinada por la oligarquía democrática de una elite transversal.
Sin embargo, empezar por cualquiera de los tres ámbitos donde se sitúa la crisis no tiene sentido si no se interroga al mensaje solicitado: Unidad. En verdad, tampoco hace sentido si la misma apelación no se piensa en el contexto histórico de elegir a la que se constituyera en una esperanza significativa para los chilenos y chilenas de tener a la primera presidenta mujer en la historia de Chile con un compromiso de ampliar ciudadanía a través de la paridad, la equidad y la profundización de la democracia, sobretodo precisamente entendida como "emergencia de la diversidad" excluida de la gobernabilidad, administración y distribución durante los 16 años de gobierno anteriores a Bachelet.
Por cierto, se le suma a la crisis, el desgaste no solamente de los mismos rostros y familias de rostros en pantalla o en el escenario político, sino además, los síntomas de corrupción, manejo y circulación de prebendas del Estado en un círculo cerrado a la elite nepotista, y/o enriquecimiento asociado a la misma.
En efecto, los cambios de gabinete realizados dicen mucho más a la luz de estas consideraciones y variables, que a la luz de otras insinuaciones como el logro de efectividad. Y, como bien expresarán los electores, solamente el próximo año se dilucidará si este híbrido de cultura política propuesto y encarnado a través del Ministro Secretario General de la Presidencia conforma y mitiga las necesidades profundas de transformación que requiere la participación en Chile, o si, como se visualiza, los llamados no tienen el anclaje esperado porque lo cierto es que, todo el sistema político de representación está en crisis y el cambio cultural ya ha sido gatillado.
Como bien se sabe a través de los estudios de opinión, tampoco la Alianza consigue proponer o hacer una oferta país que cambie la imagen ya instalada en la ciudadanía en relación a que unos pocos deciden y cortan como se reparten la torta 15 millones de habitantes, y aunque Sebastián Piñera en el pasado fue perdedor por ser precisamente el representante de esta oligarquía financiera y económica, hoy ostenta como nunca, cierta credibilidad precisamente, y esto es lo insólito, porque no esconde quién es. No enmascara su realidad. Y al parecer la ciudadanía comienza a inclinarse hacia esta suerte de “magia” que le chorrea también al candidato UDI Longueira en relación con su dureza. El capital de empatía que sostuvo a Bachelet, se comienza a traspasar no a los macuqueros, negociadores, articuladores, panzer o como se les llame, sino a quienes no oculten lo que son con tics incluidos.
En verdad en este horizonte de comprensión, se podría pensar que la Unidad y Lealtad solicitada es un intento desesperado para que la población olvide que el actual Ministro dejó de ser senador al iniciarse este periodo de gobierno, pasó sin respiro a dirigir una Isapre, un negocio privado, por el que fue cuestionado en términos de ética de la responsabilidad, y por cierto que ahora en la actualidad, neutro de su historia reciente, se embarque como funcionario público de alta responsabilidad en la defensa de una ley de Previsión Social. Por cierto, se trata sin más de un llamado a la incongruencia o a la inconsistencia, al retorno de la esquizofrenia que ya no resulta ser un detalle para la gobernabilidad.
En este mismo sentido entonces, se entiende que no van a cambiar demasiado las cosas, porque no hay esfuerzo político destinado a morigerar la redistribución desigual. Otro modo de decir, que en estos tiempos la lealtad comienza a ser medida como una lealtad con el pueblo, con la gente o con la ciudadanía; y no una lealtad con el partido político o la asociación de partidos, ni con el gobierno. Ni mucho menos con una élite mandatada y enriquecida después de 17 años y más al término de Bachelet. Otro modo de decir que la Unidad solicitada no tiene espacio ni resuena en la ciudadanía como una vuelta atrás, sino como una profundización de la democracia con el objetivo de empoderar a aquellas y aquellos que aún permanecen y han permanecido al margen social. Y por lo tanto en la apariencia, en el reino de la imagocracia, el gobierno gana en orden, gana en efectividad, gana si se entiende como una operación destinada al salvataje. Gana en manejo de la agenda como dicen muchos. Pero pierde en sustancia, en sello propio, en promesa y compromiso.

domingo, abril 01, 2007

Dejar que el tiempo pase...

Solo el tiempo político de mandato del actual gobierno dirá si la vuelta a la política de la búsqueda de los consensos, de las verdades a medias, de la práctica tapada y oculta a la ciudadanía, del retorno al manejo de los intereses y negocios de las familias partidarias y su élite mandarina tendrán un sentido recomposición de la concertación. y por cierto electoral. O no lo tendrán.
Solo el tiempo dirá si los cambios más notorios de Ministros fueron un retroceso o un avance. Y por sobretodo, después que la polvareda baje y deje ver el camino, se sabrá si la derecha mandatada por sufragio, y la empresarial económica transversal y liberal es además de conservadora, machista, misógina y homosexual de closet o a estas alturas ya es capaz de cambiar.
Off the record: “Nada contra la homosexualidad asumida, todo en contra cuando su ejercicio en la etapa adulta de la democracia se oculta tras el ropaje de los "buenos modales y costumbres". Por eso, todo está por verse en este recorrido travestido porque finalmente el tiempo será un sabio mensajero para testear el atrevimiento, el desafío, lo mutante de la cultura política ciudadana de la era Bachelet.
En este contexto, cabe reconocer una sensata veracidad en los dichos y pareceres de Solís en relación con las razones que explicaron el cambio de gabinete, y si es un costo a pagar o no para la coalición de partidos. Se entiende entonces que la llegada de la DC a la cartera de Transporte (y Telecomunicaciones) es además una negociación de intereses económicos, financieros más que especulativos y reflexivos. Se trata de definir la relación gobierno con Sonda, más inversión y sociedad mexicana en un horizonte donde la DC como partido cortará la parte del animal con carta blanca. ¿Un riesgo, una aventura?
En verdad, la participación mexicana está referida a la tecnología de software para el diseño de la retroalimentación en los troncales. Implica el uso de tarjeta masterizada de parte de la emergente ciudadanía metropolitana. Y por cierto, comentario aparte, se trata de que la administración del business esté en las cuatro manos de dos economistas al que los une haber sido formados en la misma escuela americana de Harvard (USA). En clave, entiéndase que además comparten una cierta distancia social y desafección por la ciudadanía. Eso que otrora se llamó “la gente” y más antiguamente “pueblo”. Y su diferencia radica en que al menos uno tiene apoyo de partido político y el otro no.
En el mismo sentido pero desde otra arista donde al parecer se juega con más fuerza la tesis asertiva de Solís (Ex ministro de Justicia) en relación con la explicación de su salida y la de Veloso, el paso del tiempo permitirá comprobar las conjeturas sobre la eficacia de reiterar una instrumentalización impropia de capitales sociales, económicos y simbólicos transversales, representada en la entrada de Viera Gallo, Cortazar y el Ministro de Defensa ex embajador en Suecia Goñi.
Solo el tiempo dirá si sacrificar a Veloso y a Espejo valió la pena. En el caso de Veloso desde el punto de vista de género, de equidad, de inteligencia y por cierto de transformación y apuesta a un cambio cultural no solamente al gabinete político en pro de un encuadre más pro Bachelet sino a la historia de Chile.
En verdad, ella portaba y derrochaba una cierta cualidad de ejercicio de liderazgo que en este mundo aún suele ser patrimonio de circulación de los hombres. A saber, conocimientos, estatura política, entereza, coraje, asertividad para enfrentar los conflictos, y eficacia en el sentido de no perder el tiempo en andar rascándole la cabeza, haciéndole cariños, mimos, o sobándole el lomo a la derecha para avanzar en reformas de previsión, binominal y otras. Sacaba y detectaba donde estaba la paja rápido porque quería trigo.Por eso… el tiempo dirá si el cambio y el sacrificio valieron la pena. O si fueron un retroceso porque la cultura de la élite no estaba preparada. Si fue o no déficit de coaching ontológico.