lunes, diciembre 17, 2007

¿Aires de cambio? : Nunca tanto, y ni tanto ni tan poco…

Por estos días la opinión pública desde los partidos políticos pasando por los medios de comunicación discuten e insinúan los cambios y ajustes de gobernabilidad y de gobierno con el objetivo de enfrentar las próximas elecciones municipales y porque no decirlo, planificar las elecciones al parlamento y presidenciales suponiendo que a partir de marzo del 2.008 se acorta a la mitad del mandato de M. Bachelet la primera mujer Presidenta de Chile.
En este contexto, se sugieren criterios para la realización de los cambios asociados a lo que está en juego, por una parte, la evaluación de la alta dirección pública nominada por la Presidenta en lo que va de los dos años de cuatro que hacen su mandato, las tareas pendientes suponiendo que se ponderan las promesas y compromisos de campaña, y los intereses de postulación a candidaturas de elección popular desde los actuales funcionarios públicos. En este, sentido y de manera clara la Presidenta ha dado un plazo perentorio: diciembre 2.007 para la renuncia voluntaria de todo aquel o aquella que aspire desde su gobierno algún cargo de elección. Con lo cual se indica que el ajuste y cambios no serán de una sola vez, sino que comenzaran en diciembre y serán por partes. En diciembre saldrán los primeros o primeras por voluntad propia, en enero del 2.008 se harán las evaluaciones de esos cambios, y las evaluaciones de los cargos a nivel nacional y regional de lo que hay en relación a las tareas que vienen y relevantes a concretizar en el periodo que queda, en febrero es probable que se hagan algunos cambios aunque por las vacaciones se entiende que los mismos sean pocos, y definitivamente tal vez al finalizar marzo se terminará dicho proceso.
En este horizonte temporal, cabe formular los criterios políticos y sociales que están en juego en términos de cultura política para la realización de estos ajustes o cambios que bien pudieran consolidar la profundización democrática ciudadana del estilo bacheletista. En principio por cierto está la variable “género”. Aunque las mujeres en cuanto movimiento social consciente de su condición continuara apoyando políticamente a la Presidenta, esto no significa que como tal no esperen nuevamente ser sacrificadas en términos de equidad, cuotas de participación en función del encuadre general de gobernabilidad que destaca el propio femicidio simbólico.
Más allá, están los criterios de recambio generacional y el fin del juego de las sillitas musicales o de la repetición del plato, el cual mezclado con el anterior (género) tuvo un buen punto de partida, pero a mitad de camino fue combinado con un cierto nepotismo por una parte, lo cual ha venido a reforzar la oligarquía democrática ya existente, y por otro lado, un cierto agotamiento del engranaje o del “aceitamiento” de las sillitas que dio como resultado una “suerte de aceptación piola de la corruptela” , que sigue teniendo su piedra de tope a la propia gerontocracia concertacionista que aspira a heredar el capital simbólico y social a los de su propio linaje, más la idea de que un profesional (tecnocracia) sirve en cualquier puesto de gobierno si tiene una visión o proyecto político.
Lo anterior deslinda finalmente en el criterio que combina profesionalismo, en un cierto sentido tecnocracia, necesaria a la gobernabilidad, y visión ética política del servicio público presente y elaborada en la cultura democrática “concertacionista” si es que pudiera llamársele, la cual por cierto se percibe como agotada. Es decir, los funcionarios que otrora -desde 1.990 en adelante-, actuaban bajo un supuesto básico que era la instalación y propagación de una cultura democrática, en la actualidad se ven traspasados en su propio modelo debido al vaciamiento de contenidos ético políticos a corto plazo. Todo ello incluso en el entendido que el género sería el soporte y aporte ciudadano de la actual construcción del orden social. Es decir, el aporte de este gobierno a la concertación es/sería la conciencia de género, la cual en la actual coyuntura se asfixia en su deseo o pulsión de avance por un circuito de reproducción del poder político concertacionista que la fija y obliga a mantener operando el conservadurismo en los criterios de selección.
Y llegamos entonces al problema de fondo sobretodo concentrado en la Democracia Cristiana que como partido de gobierno manifiesta una dificultad para elaborar y aplicar estos criterios democratizadores, y al interior de la cual se manifiesta cierta resistencia a otorgar y respetar el presidencialismo. En efecto, durante los dos años de mandato de la presidenta Bachelet, su gobierno ha tenido que enfrentar dos crisis de dos partidos políticos importantes de un total de cuatro que forman la base de sustentación: el PPD y la DC. Ambas crisis han sido larvadas durante años y se corresponden con intereses, propuestas, proyectos e ideas de liderazgos diferenciales y puestos en conflicto terminal precisamente por una cuestión de delimitar un espacio, una posición y una influencia hacia fuera y hacia dentro del propio partido. Es decir, dado que no se puede crecer hacia fuera, hacia la ciudadanía que aumenta su desafección, entonces se genera antropofagia hacia dentro por fijar y defender propiedad sobre el capital generado.
En este escenario, la pregunta obvia es ¿Cómo zanjara la actual presidenta este dilema? Puede optar por reinstalar al pragmatismo de los viejos tercios y no avanzar en la configuración de la estructura diferencial semántica de género como formato radical de ruptura al conservadurismo y profundización en la equidad. Puede optar por mantener lo que tiene, dando algunas pinceladas que mantengan la tonalidad de lo que hay, generando más desafección, dispersión, falta de cohesión social y una ambigüedad en torno a la cultura ciudadana a la cual se aspira. Puede combinar lo que hay con alguna osadía que llame al desafío suponiendo que las decisiones en el plano de la economía y las finanzas están estabilizadas. Son pocas las combinaciones y por cierto tal vez antes del año nuevo y al finalizar marzo, la mandataria ya nos las habrá despejado. Sabremos como ella querrá pasar a la historia.

domingo, diciembre 02, 2007

El espectáculo de la otra farándula

Lo que esta sucediendo con los partidos políticos especialmente con los que conforman la Concertación mas allá del desencanto posmoderno era previsible aunque eso no quiere decir que por lo mismo no deje de ser triste y preocupante. Decir “alarmante” como sugiere Cortez Terzi en la Nación Dominical puede sonar demasiado fuerte para los augurios, pero realista.
Es posible también que la emoción de la tristeza sea parte de la experiencia del desencanto en su elaboración analítica, y lo preocupante como ánimo del electorado pueda ser por una parte en términos de paralización y por otra, como factor desvinculante de lo societal.
En este contexto y por tratarse de un referente histórico, la situación que experimenta la Democracia Cristiana emerge como el núcleo más duro de la problematicidad, porque aunque el discurso de Adolfo Záldivar, actor del conflicto puede aparecer en la actualidad como oportunista a secas y sin darle muchas vueltas en relación con la mesa directiva, genera ante la ciudadanía una distorsión en relación con la gobernabilidad a la cual ese mismo partido aspira. Distorsión que dicho sea de paso opera sobre la amnesia de la propia actuación histórica del actor principal. Por lo mismo, una división como la que se destaca en la opinión pública no hace sino que descentrar la base de confianza sea ella frágil o débil como es el caso porque se trata de una ofensa a la propia memoria pero en público. Adolfo Zaldivar se infringe así mismo una herida, como si con el corte quisiera instalar otra "matriz" de comprensión de su conducta política.
Es cierto que más factores influyen como la descomposición del sistema de relaciones de reproducción del campo a la política chilena, pero el otro punto es que por estar apagando el incendio no se generan ideas, acuerdos, política de las significaciones en perspectiva, en el horizonte. Y a cambio, se entrega un escenario de conflictividad que puede tener cierta racionalidad convocante y procedural por el pathos que se destila, pero que sin embargo por no tener sustento, profundidad, intersubjetividad cae al precipicio y no permite recuperar lo que en verdad interesa: construir disciplina pero no con pies de barro, sinceramiento pero no a cuchilladas, erradicación de prácticas de corruptela asociadas a la pitutocracia pero no acusaciones a la bolea.
En este contexto, lo que ocurrió en el PPD tampoco es un detalle aunque es necesario señalar que no se trata aquí de un conflicto con la historia, sino de un conflito al interior del carácter instrumental moderno (ómnibus) que caracteriza a esta institucionalidad. Y lo que sigue desgranándose en relación con la escisión que articula Chile Primero tiene elementos culturales y de asertividad complejos, y por lo mismo interesantes de digerir como formato de toma de decisiones y efectos de paralaje ético - político que al parecer tocan incluso a Renovación Nacional en los ejes de regionalización, descentralización, y transversalización de estos asuntos públicos reiteradamente a la política en general. Es decir, son temas – país que cobran significación para la ciudadanía, pero que a fuerza de torcerle el camino a la democracia, la oligarquía constituida que nos gobierna bajo el sistema binominal los ha postergado para su propia conveniencia.
Así las cosas, la cohesión termina siendo desafecto, presión y conflicto, la posibilidad de generar un nuevo contrato social denuncia “ruidos” por arriba porque las desafiliaciones generan dolor, separaciones costosas y onerosas, pérdidas de articulación en capital social. Sobretodo mirado con perspectiva histórica, las piedras en el zapato terminaron transformándose en callosidad por no haberlas retirado a tiempo. Esto es como decir, que los conflictos cuando no se resuelven generan daños irreparables. Finalmente, no solamente el Partido Democratacristiano o el Partido por la democracia pierden potencia y confiabilidad como tal en términos de oferta de presente y futuro, sino que esto se traspasa a la Concertación y al gobierno. Es decir, si en un momento se decía por la medición de encuestas, que se estaría subsidiando al gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, ahora tal vez se de el efecto contrario. Esto es que el gobierno termine pagando los costos de la descomposición y el desencanto posmoderno de parte de la ciudadanía en la política y los políticos
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miércoles, noviembre 14, 2007

La cohesión y la cumbre Ibero Americana



La cohesión social es un concepto clásico a la Sociología. Su definición y su problematicidad asociado a las sociedades modernas lo observa y define Emile Durkheim sociólogo francés. En términos de redes de circulación de conocimientos e inserción en matrices de producción de sentidos y significados, este concepto se inserta en los modelos y teorías sistémicas de interpretación de las relaciones sociales, general e históricamente resistido por los teóricos “desarrollistas” “dependentistas” de América Latina y tal vez por este motivo, la Cumbre Iberoamericana escenificó la conflictividad y las diferencias de clase o si se prefiere el “estatuto” entre ellas tal como fue observado.

Más aún era de esperar que así fuese, si entre los propios actores se contaba por una parte con la inserción de la estratificación estamental (también en la diplomacia) propia a los gobiernos monárquicos como resabio imperceptible aristocratizante, y por otra, con emergentes culturas democratizadas y/o en proceso de democratización de las formas de participación y expresión de lo popular en la ritualización de lo político. En este contexto, alguien dirá que el modelo sistémico de interpretación de las relaciones sociales “cohesión” le abre las puertas al modelo del “conflicto social” propio de la dialéctica, y por lo tanto en términos teóricos, al uso del concepto y análisis de clases trabajado y elaborado en sociología por Kart Marx y F. Engels. Siendo así, lo que ocurrió en la Cumbre entre el rey y algunos presidentes latinoamericanos, la instalación de la diplomacia chilena, la instalación de producción y circulación de discursividad parece ser una entelequia de lo actualmente existente y porque no decir vigente.

Dichas así las coordinadas y ordenadas en esa perspectiva, lo que ocurrió fue una escenificación de los conflictos no solamente de clases, sino una irrupción de revival de trato propio a relaciones colonialistas entre vasallos y la Monarquía o el Imperio. Pareciera ser que en eso, aún las formas sociales se resisten al cambio, a las transformaciones dadas las peculiares formas de liderar procesos de democratización (Brasil, Bolivia, Argentina, Venezuela y Chile) por dar algunos ejemplos que van construyendo cultura política diferenciada a los modelos clásicos, y por lo mismo hasta en democracia se generan tensiones a modo de proyecciones y transferencias no resueltas del todo o como reserva del mecanismo de defensa principal: represión o recalque de la conquista, del encuentro y/o desencuentro. Los más posmodernos dirán sin embargo que es un efecto de la farándula política que también existe ¡que duda cabe! Pero también es cierto que los grandes intereses económicos españoles presentes a modo de capital globalizado en la región solamente fueron denunciados y no transparentados en sus efectos y sus controles como es el caso de las empresas de electricidad. Y por otra parte, también es cierto que el nombre de la Cumbre daba para pensar al más ingenuo por no decir pajarón de los mortales afines a las áreas de las ciencias sociales, y ya con algunas lecturas en el cuerpo, que iba a darse una suerte de resistencia ideológica activa de parte de los actuales países alineados al concepto de la “revolución”. Y esto vale entonces para quién le puso el nombre asociado a la sociología inglesa o norteamericana, si como parece ser quería verificar cual sería el comportamiento de los connotados políticos de Ibero América, desde los que son nobles de sangre y título, hasta los que se creen aristócratas, se arriman a tratan de parecerlos, hasta los populáricos de siempre. En verdad lo que queda claro es que la socialdemocracia latinoamericana no es la europea, y no es desde el tratamiento que se le da a los obreros y obreras, a los universitarios, a los intelectuales, científicos, etc., en el marco de lo que sea generar cohesión para políticas públicas.
Cerrado de este modo entonces el nombre y el tema de la Cumbre, lo que resulta más interesante en términos de intención futura son: la facilitación de la movilidad de los alumnos de pos grado, el convenio de seguridad social, todos los referidos a la regulación de la tecnología en Ibero América, especialmente la carta Iberoamericana de Gobierno electrónico, y las más sociales ecológicas como la del agua potable y la red de bancos de leche humana. En efecto, el convenio de Seguridad Social si acepta aplicarse debería contener una fecha de inicio de aplicación para que fuera útil a personas vivas que han estado trabajando en otros países. Ideal sería que fuese con efecto retroactivo a los vivos al momento de jubilarse, dado que en la época autoritaria muchos chilenos y chilenas trabajaron en países y esto modificaría en parte sus jubilaciones.
En los asuntos de demanda sobre equidad de Género, de mejorar la calidad del trabajo y otros similares, es interesante constatar como vuelven a emerger a modo de simulacros los clichés de turno para pasar “topísimo” y quedar regio con la fauna adscrita y circulante. Sobretodo solicitar la equidad de género parece ser la muletilla que se repite en todas las reuniones justo al momento de decir adiós nos vemos en la próxima: reglas de buena enseñanza al momento de despedirse o ponerse en la buena con la anfitriona.
Por lo mismo sobre la equidad de Género, y a nivel de exigencias en términos laborales, de contrato y de trabajo…correrá mucha agua bajo el puente antes que el machismo sea simbólicamente desterrado de los espacios laborales. Véase a modo de ejemplo el aparato diplomático chileno y la discriminación positiva. Véase también los espacios de asesoría de gobierno y de la actual presidencia…En efecto, mientras el androcentrismo sea el circulante dominante en los espacios intelectuales y de ejercicio de poder político, la ascendencia de las mujeres en vez de ser elaborado, se transforma en reductos de pugnas que parecen interminables y para las cuales ni la cohesión ni las políticas públicas con regulación tienen poder de influencia.

jueves, noviembre 01, 2007

El retorno de Soda Stereo


Hablar del recital y regreso de Soda Stereo es primero que nada recuperar un punto de partida para luego decir que lo importante por ahora es su legado o herencia musical hacia las nuevas generaciones. Es decir lo importante del retorno es volver a reconectarse con el tiempo de emergencia de Soda, allá por los años 80, el contexto social y político imperante, recuperar ese público o audiencia musical desde el actual vacío de lo que sea el pop rock latino por una parte, para desde allí, descubrir esa memoria, esos recuerdos, y ofrecerlos a la luz y a la resignificación como impronta a lo que sea el público o audiencia actual juvenil del nuevo milenio. En este sentido por esta vez, se pasan por alto algunos detalles de la magistral puesta en escena de su retorno en Chile, las cuales con algunas descualificaciones de los bajos en uno o dos temas, que dicho sea de paso más los incomodaron a ellos como Banda que al público de la cancha o la galería, viene a confirmar, que el problema o asunto bien pudiera estar más en la recepción, en la codificación, que en la ejecución.
Por lo mismo, se insiste que lo central es plantearse el retorno desde el legado o herencia de Soda a las nuevas generaciones rockeras “pop” en medio de la cultura del reggeaton, el perreo y la escasa audición en sintonía, más asimilable al tarreo. Por este camino entonces, aflora la memoria de la propuesta artística que la banda aportó al rock y al pop latino. En principio entonces hay que recuperar la propuesta estética en el orden visual, plástico de los hombres soda, Cerati, Alberti y Bosio en un contexto de dictadura por una parte, y el revival generacional ochentista de la cultura heroica a lo Che Guevara sesentera por otra. En efecto, esa vertiente, emergen tres jóvenes burgueses, preocupados de proponer un estilo musical, y un estilo en términos de moda masculina. En efecto, Soda trasciende la oscuridad propia del gris dictatorial pinochetista – videlista – galtieri militarizado, hacia los colores fuertes celeste, calipso, amarillo, rojo, brillante y saltón. Junto todo aquello a esos “raros peinados nuevos” como bien sugiere Charly Garcia, y por cierto, lo hace como propuesta hacia la masculinidad aún machista ochentera.
Un porcentaje alto de los hombres de esa generación, nuestros hombres, cambiaron y comenzaron a preocuparse de su forma y su figura después de Soda o junto a Soda, y por cierto la barba artesanal lana hippie criolla, comenzó a pasar a la historia lentamente... La solemnidad de la muerte, de la tortura, de la represión, de la violación a los derechos humanos como cultura, fue quebrada con la impulsión a la danza, al baile, el ritmo, a los colores brillantes, dorados y plateados que lucían los integrantes de Soda Stereo. El quiebre musical y estético removió las dos caras del machismo latino a esa fecha existente: la del militar y la del militante. Y la remoción se hizo desde una propuesta que descentraba a ambas como posibilidades de continuidad. Los peinados nuevos eran discontinuos porque conjugaban lo corto y lo largo, lo lizo con lo crespo, lo parado con lo dócil.
Pero hay más, literariamente Soda da un giro musical y artístico. Las letras de las músicas de Soda son exactamente poemas que retratan la vida hiper moderna, en ese tiempo pos moderno, desencantado, estableciendo la conexión entre el mundo cotidiano de la tecnología y la ciencia, los medios de comunicación de masas y que hoy se calibra desde la Televisión, la farándula, las cirugías de silicona y el calentamiento global, pero desde un discurso experiencial y sutilmente moral.
La propuesta de Soda en eso, se anticipó al movimiento intimista, afectivo que sugiere el retorno al mundo privado por saturación o cuestionamiento del mundo público. Fueron de un cierto modo feministas. Y la crítica de sus letras se inserta precisamente no en el espacio político, sino en el espacio emocional descentrando el individualismo que allí se construía por una parte, y el consumismo del mercado por otra. El trabajo literario entonces retoma la introspección para desde la reflexión íntima cuestionar el orden de la pareja, de la vida familiar, y salir al mundo ecológicamente percibido ya como contaminado.
Sin embargo, lo más impresionante del asunto es que en ese momento, dada las coordenadas políticas, la intersección o paralaje de Soda en términos de posicionamiento y anclaje en el espacio de la cultura artística y popular en Chile fue débil por no decir inaceptable del todo. A la música y a los músicos se les exigía un compromiso “burdo” y casi panfletario en contra de la dictadura, y la propuesta de Soda era ¡muévanse, bailen!, ¡pónganse bonitos! Es decir, hay desilusión, hay “latex” pero podemos caminar juntos como tribu urbana. Y clero, el horno social no estaba para esos bollos tan sutiles.
Entonces y en ese contexto, la apuesta de Soda retomo otro sentido: acercar públicos, acercar mundos porque los integrantes de Soda no eran proletarios, ni obreros, eran hijos de la burguesía y no tenían otra pretensión. Y desde ese lugar, “pequeño burgués” podían ya vislumbrar ciertos malestares, y sudarlos. Mientras, jóvenes tiesos, duros, saturados de tanto dolor por una parte, y de tanto aburrimiento por otra, se encontraban para danzar en espacios de multimedia. Su oferta fue el placer, la seducción, recuperar la pulsión libidinal y hacerla explotar ante la pantalla.
Con el pasar de los años 80 a los 90, el grupo se posiciona y delimita su propio público. Afirma su propuesta en términos de letras y afina su instalación musical donde el golpe de la batería corta y quiebra, el bajo soporta e intensifica. Luego viene la separación.
Y nada es casualidad, reaparecen en este nuevo siglo, para acompañar a los sobrevivientes del anterior por una parte, y para mostrarles a los hijos e hijas de esa generación, los jóvenes actuales, que hay un rock literario, estéticamente vigente y comprometido musicalmente. Por lo mismo su oferta se vuelve a levantar sin tanta luminaria, oropel y brillantina porque también ya con la madurez no es necesaria. Muchos menos de cara al uso que de ella puedan hacer los medios de comunicación de masas. Entonces, se puede hacer música rock latino, en castellano, literaria, crítica, reflexiva, intimista, sin borrarse, sin tanta droga, sin tanto consumo.
Se puede caminar la tarde, las tardes, pasándola bien, construyendo afectos…y se puede hacerlo entre padres e hijos, madres e hijas escuchando la misma música y bailando el mismo toque rítmico con sinceridad, “tranqui o tranquilein john way”. Podemos compartir los mismos espacios democráticos de la cultura. Y ese es el aporte de Soda en este tiempo: poético, estético y musical. En efecto también musical por el sonido, el ritmo, la cadencia, entre medio de tanta basura que se escucha por ahí. Todo ello sin entrar por ahora en detalles, de cual más y cual menos basura latina, anda por ahí.

lunes, octubre 15, 2007

Del Bacheletismo Aliancista


El juego de construcción de identidades es como el juego de construcción del orden social deseado por lo mismo esto de ser “bacheletista aliancista” suena hoy a ser “pokemon pelolais” y ayer “guachaca momio”. En verdad esto es como decir que la fauna crece, se amplia en derechos humanos y la conversación sobre la democracia moral que hará y hace la ciudadanía suponiendo la reformulación del pacto social también experimenta la misma suerte. Y la transformación no es necesariamente travestismo, ni camuflaje porque en los procesos de subjetivación hay memoria y ella contendrá la consistencia para sobrevivir.
Dichas así las palabras, en efecto, se entiende que cuando Bachelet propone la reformulación del pacto o contrato social de acuerdo a los nuevos ejes de modernización e ilustración del siglo XXI, tiene en mente profundizar el pluralismo de la democracia actualmente existente sobre la base de establecer una suerte de descentramiento, por una parte del pensamiento único, y por otra del monismo moral. Del pensamiento único como desplazamiento crítico de los socialismos realmente existentes y vigentes vía partidos políticos, orgánicas y disciplinamientos y cuyo ejemplo hacia la opinión pública se exhibe en el film alemán: “la vida de los otros”. Y del monismo moral, como desplazamiento de acuerdos implícitos desde 1.990 a la fecha entre gobierno e Iglesia Católica, y que tiene como ejemplo por un lado el aborto, y por otro, la significación de la lealtad hacia fuera y hacia dentro de la Concertación respectivamente. Ambos, aborto y lealtad, lo suficientemente instalados en las praxis discursivas locales de la élite mandarina como para mantener cancelada conversaciones y no explicitar políticas públicas.
En este mismo sentido, la propuesta sobre construir un nuevo pacto social tiene como punto de partida el liberalismo político (Rawls) y la ética dialógica (Habermas) ya que ambas buscan acentuar el compromiso con la ciudadanía, el compromiso en la defensa de la justicia, en las democracias modernas sobre la base del pluralismo pero con ciertos contenidos mínimos. Es decir, abre la puerta a la Derecha Política Nacional para que de una buena vez, sobretodo si quiere ser gobierno, se modernice, no valiéndose de la fuerza de las armas y la sedición para mantener el control económico y político del país, sino que, precisamente valiéndose de la democracia como consenso en el sufragio, pueda venir a explicitar los contenidos que la misma tenga sobre lo que sea la “justicia social”, en otras palabras lo que sea una Ética de la Justicia Distributiva.
Por cierto, la invitación incluye a las bases o soportes del actual gobierno para que también puedan explicitar y potenciar la adhesión a la supuesta concepción de justicia. Implícitamente es una interpelación a rayar la cancha en términos de lo que en ciencia política John Rawls denomina como “concepción moral de la justicia (distributiva) para la estructura básica de una sociedad”
[1] y Adela Cortina prefiere nombrar como “ética de los mínimos de justicia a los que una sociedad pluralista no está dispuesta a renunciar”[2], para de este modo apuntar a resolver y fortalecer los acuerdos, y reducir la conflictividad social emergente dada la inequidad.
En este horizonte, lo primero que se pone en discusión a nivel país, es si la élite política posee las habilidades sociales para sostener, hacer seguimiento y desarrollar la trayectoria de este acuerdo desde la transversalidad de los convocados en el entendido además que se vive una suerte de autonomización de la esfera económica al punto que la “cuestión de la distribución” o de la justicia económica resulta ser un asunto de expertos clausurado a los ciudadanos y ciudadanas.
Y en términos de habilidades sociales, lo que surge en el escenario de parte de la derecha son actores como Lavín y Longueira que al parecer entienden el sentido de futuro, la compleja cuestión de la construcción del orden social nacional, el multiculturalismo, la diversidad, la necesidad de salir del subjetivismo moral en pro de la gobernabilidad. Todo ello, porque asumen la universalidad de la propuesta más allá de las chamuchinas y los entredichos locales propios de la farándula y el espectáculo político, lo cual es como decir que saben discriminar el trigo de la paja.
Desde el más acá del gobierno, la discusión puede llegar a ser convocante si se despliega la discursividad hacia aspectos de la vida mundana que se insertan en la experiencia moral del espacio cívico (Giannini, H) y no como un simple juego otra vez de la farándula. Es decir, si es la ciudadanía, los trabajadores, los jóvenes, las mujeres los que puedan comenzar a generar conversación sobre lo que sea justo, lo que sean las normas, en un ejercicio de la razón práctica, y una delimitación de las exigencias con seriedad. Es decir, más allá del legislativo, más allá de los partidos políticos, más allá de las coaliciones, que emerjan los sujetos legitimando/objetivando una ética de los mínimos y por lo mismo comprometiéndose en la construcción de una democracia moral
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[1] Teoría de la Justicia, John Rawls, 1978 El Liberalismo Político, John Rawls, 1996.
[2] Ciudadanos del Mundo: hacia una Teoría de la Ciudadanía, Adela Cortina, 1997.

miércoles, septiembre 26, 2007

La Vida de los Otros


El film de Florian Henckel Von Donnersmarck no en vano está en las conversaciones de la élite política y tal vez de una cierta ciudadanía responsable de su condición. En efecto, aunque los detalles no parecen importantes, sostienen por una parte la pesadez de la historia y la forma de narración que permite aparecer el sentido del humor, el sarcasmo, el desencuadre de lo absurdo, de lo ridículo del pensamiento único, así como la práctica asociada a su decadencia en lo cotidiano, donde se juega el mundo de la vida. Y en eso los europeos, I. Bergman inicialmente, y específicamente los alemanes en este caso, siguen siendo magistrales.
Estamos hablando de una película que expone el monismo ético de los Socialismos Reales, (Alemania Oriental) pero también existentes en todos los pensamientos únicos de corte autoritario nazista, fascista, dictatoriales. Lo interesante por lo tanto del film en términos de cuestionamiento a la cultura política y de aporte a la misma es lo que pone en discusión como proyección actualizada de esta forma de gobierno en la RDA de Erich Honecker. Es decir, el control, la vigilancia, el sistema de seguridad, el policiamiento, los aparatos de fiscalización de la información relativa a la vida de los ciudadanos en su intimidad para la defensa del modelo político y de gobierno. La teoría, la ciencia, la sofisticada forma educacional al servicio del control de las conciencias y la producción del pensamiento y del conocimiento. En concreto, interesa la actualización, en democracia, de esa forma “antigua - moderna” de control e instalación sofisticada de tecnología para y en la vida de las personas. La “gente” toda.
Hoy por hoy estamos hablando de los dispositivos institucionales que vía sondeos de opinión, encuestas, buscan registrar, parametrizar las actitudes, las tendencias, los sentimientos de empatía de la ciudadanía aún en estado de subjetividad. Anteayer para mantener la dominación, la distribución desigual, el poder de cualquiera sea la elite. Hoy día para mantener una “lealtad” construida en el límite del monismo a-crítico, a-racional en el sentido de la preeminencia de lo devocional y del fideísmo ciego. En este contexto y a la salida de haber visto el film, una se pregunta si la ANI o la Oficina, los partidos políticos, sus mandatarios a partir de 1.990, si muchos de quienes nos gobiernan no se dedican a hacer lo mismo que la Stasi alemana pero con otros formatos “más democráticos”, y por lo mismo más improvisados desde el punto de vista del control de los discursos y las conversaciones, más “secretas” como las grabaciones de los celulares para contabilizar los minutos y las hablas, los monitoreos de cámaras en las calles, en los grandes supermercados, dentro de las casas, en las mansiones para proveer una cierta “seguridad” cada vez más escasa, una protección desde el Estado que cada vez se hace menos comprensible en su intervención en estas materias de políticas públicas. Y en fin, el sujeto resiste, y el ciudadano pasa como ignorante o como desconocedor aunque pagando sus impuestos contribuye a este ordenamiento social. Resiste desde el lenguaje, en el lenguaje, generando precisamente “el coa” para no ser “normado”.
Por cierto, el film sugiere un procesamiento de principios y un proceso de subjetivación que puede tener a Marx como telón de fondo para buscar excusas en relación al socialismo, a la utopía, a la defensa de la misma pero no es el caso. Ya no puede ser el caso. Y esto es lo que parece risible. Parafraseando al film, los hombres buenos no siempre triunfan. Es decir, triunfan en su metro cuadrado, triunfan en su opción de consistencia y coherencia, pero en la estructuración del poder desde esa Visión de la Politica (por eso la mayúscula) siguen ganando los malos. Y en eso, no basta con reírnos del informe que asegura que Lenin está exhausto o fatigado. Aunque nos reímos porque entendemos el paralaje intelectual desde donde surge el humor enfrente de la librería que por cierto nos vuelve a recordar a Marx y la cultura para el proletario. (JAJAJA)
En verdad, lo que hay en el film por tanto es el punto de partida de una conversación sobre la participación y el pluralismo ético más allá de las protecciones y blindajes que las mentes monistas continúan colocando en la defensa del vasallaje en sus feudos “electorales” comunales, regionales, nacionales. Más allá de la fe y la devoción porque así no se puede continuar gobernando. Por lo mismo, lo que hace interesante de verlo en Chile, es precisamente poder empezar a sacar la mugre de debajo de la alfombra para ver si en verdad queremos o no queremos ser una ciudadanía activa y ¿Cómo serlo? más allá de los controles políticos del Estado – Gobierno que en su esquizofrenia no puede dar soluciones.

domingo, septiembre 16, 2007

Casa de Remolienda

Es un lugar común decir en el cine y en relación con los filmes que las adaptaciones de libros especialmente novelas o piezas de teatro, como es el caso in comento, están destinadas a ser malos retratos que no se condicen con la descripción de los conflictos o los detalles de la expresión literaria. Sin embargo, la adaptación al cine de la obra teatral costumbrista de Alejandro Sievecking está siendo una gran diferencia. Impresiona por de pronto en varios aspectos: la actuación de los actores, la producción, la escenografía, la puesta en escena, la música, el manejo del tiempo, la fotografía, la intensidad y el manejo de la misma a través de las distintas historias semi-biográficas y la historia o relato principal. Todo junto en una síntesis que muestra identidades construidas del Chile de antaño, rural más que urbano, tal vez ya por cierto en desuso en el mundo del mercado y del consumo de los grandes edificios, el cemento y el alquitrán donde la pobreza aparece con rostro “modernizado” y farandulero de la pobreza de taco alto y brillantina. En contraste por cierto con lo moderno del film que queda configurado con la instalación e inauguración del cableado de la luz eléctrica en un pueblo alejado de la metrópolis al inicio del siglo XX en el Chile del inicio del desarrollo y la alianza para el progreso.
De hecho el film al inicio muestra en un contraste, la vida del campo de quién cuida ovejas, teniendo como telón de fondo una gran carretera. Tal vez como un indicador chocante para el telespectador de que la mirada será hacia dentro, etnográfica y endogámica de lo que se experimenta tras los cerros, valles y montes. Posteriormente la historia inclusive en su nivel de conflictividad queda reducida a la expresión de los dichos populares, de la música, de las historias simples de esas vidas humanas. En esas circunstancias, impresiona la descripción cinematográfica de la historia sexual del mundo rural, impresiona las fiestas, la chingana, la sonoridad, y porque no decirlo, la ritualidad en las diferentes ceremonias de cada uno de esos detalles. El resplandor que adquieren en su configuración de imagen y relato. En este sentido, podría decirse que el montaje pierde en conflictividad para ganar en configuración mestiza.
Por cierto, que la simbología de “pelar el chancho”, del uso del instrumento musical de la pandereta, así como de las diferentes tomas de los atardeceres, anocheceres, amaneceres, quiebran el ritmo del relato y de las escenas y hacen de soporte a la versión turística en el sentido de que el film tiene la pretensión de “mostrarse también al otro”, como objeto de exportación. Es decir, busca ser un aporte nacional que sintetiza una historia que prácticamente ya se fue de la vida de los chilenos, o que está en extinción, y de algún modo muestra hacia el extranjero “algo” (aliquid) que aún tenemos culturalmente hablando. Sin embargo, lo hace desde la sencillez de los personajes, de la picardía, y porque no decirlo desde esa forma de internalizar y expresar los contenidos de la traición/infidelidad en lo que sería el complejo de nuestra propia Malinche – Lilith por oposición a la simbólica María.
En el tiempo justo, en las transiciones desde una escena a otra, es donde se encuentra el mayor acierto porque generalmente se suele decir que estas películas son lentas precisamente por ser costumbristas. En esta ocasión, no es así o más bien el paso de una historia a otra está movida por la música, por el escenario y por el paraje, como si a través de estos se nos invitara a reconocer significados ocultos, perdidos o deslegitimados de la cultura oficial. Es un gran montaje, al servicio de un cotidiano que se nos escapa y que en su diminuta expresión confiesa esa alegría, esa transparencia, esa sencillez y ese bienestar que respira la tierra.
A los ojos de esta observadora, interesa sin embargo como la cinematografía chilena elabora y muestra la historia de nuestra sexualidad inherente a ciertos personajes símbolos e iconos también de la cultura latinoamericana. En la comparación por ejemplo con Julio comienza en Julio que también es otra obra costumbrista aparece elaborada nuevamente la sexualidad desde la prostitución, desde las prostitutas, desde el huacharaje o guacharaje. Aparece la significación del goce y del placer anclado a estas experiencias de intercambio.
Mucho paño que cortar en esta simbología que bien podrían ser nuestros propios complejos de identidad al modo de Edipo y Electra sicoanalizados que buscan una redención desde el olvido en el sur del fin del mundo. Sombras que se alargan en la noche del dolor, náufragos del mundo
que han perdido el corazón… reaparecen con el renacer de la patria. ¡Buen regalo para septiembre!

domingo, septiembre 02, 2007

¡Gánate!, Gánate aquí no más… es que No me quiero Ganar allá

Hay una expresión popular nacional, tal vez regional, que aunque reiteradamente se lo indica como una deformación del lenguaje castellano e incluso a nivel del habla aristocratizante y erudita implica una cierta discriminación hacia el portador o portadora, insiste en persistir, sintomáticamente, colocando en evidencia aquello que precisamente quiere manifestar y de otro lado, ocultar. Una cierta construcción de identidad del chileno común y corriente. Se refiere al típico: “Gánate” que como significación en uso y aplicación, como desplazamiento o paralaje se amplia antropológicamente desde el poder del cual se inviste aquel o aquella que “gana” o vence, a la ampliación que significa el ganar en relación con la ubicación, el espacio, el territorio, y con ello, cualifica el proceso que constituye a un ciudadano o ciudadana en tal, a partir de la posición, el dominio de algo o alguien y la posesión.
En efecto, en ciertos espacios populares cívicos chilenos del habla y de la comunicación coloquial, se entiende que como una deformación del lenguaje, existe la tendencia a conjugar el verbo ganar desde el imperativo, para mencionar, solicitar o indicar una apropiación de lugar, territorio, posesión y posición a alcanzar. Por ejemplo, una llega a ciertas reuniones con cierto atraso, y a modo de solidaridad, una mujer le dice:”gánate aquí” o “gánese aquí” semantizando en el diferencial del trato, el lugar que cada quién puede ocupar en la sociedad. En otras ocasiones, al observar como otra persona se ubica en un cierto espacio/lugar/acomodación en una sala donde hay jerarquías y distancias sociales entre los participantes, se escucha el decir popular: “se ganó allí” o “mira como se ganó al lado de…”
Se usa el “gánate” para designar la toma de pose de un lugar por parte de un ciudadano, que es además connotado como “un lugar en disputa”, o “una tierra social percibida como de nadie momentáneamente”, entonces, el o la que se ubica, hace alianza con quién dona el lugar, u observa, en el juego del poder, a quien se colocó donde no corresponde y se promovió indebidamente por algunas horas. Un lugar en disputa.
En relación con esto, el otro día, hablando por ejemplo acerca de la moral, la experiencia moral y el déficit de bien en nuestra sociedad, algunos alumnos me comentaron como por ejemplo en los buses, en las micros, en los espacios ciudadanos, se “gana un asiento”, “se gana en la fila o columna” cuando se va a pagar una cuenta, o se espera la atención en algún servicio público. Forma parte de la cultura y del deporte popular y nacional: “ganarle el quien vive al otro” sin pensar en el bienestar comunitario o en la generosidad del bien común. Lo que está detrás de la acción del “gánate” en este caso, es arrebatar el lugar o la lucha por el lugar, o la posición, o el territorio, dado que se da por supuesto que en el estado de la distribución de lo estrictamente ciudadano, no alcanza para todos ni todas.
Incluso, me decían algunos de mis alumnos, el “gánate en una micro” por ejemplo es vivido de maneras distintas cuando la lucha es entre hombres, que cuando hay hombres y mujeres en la disputa, y cuando lo que está en el juego de poder es un asiento o simplemente ganar el derecho a subir. Los hombres “ponen el cuerpo”, las piernas, y hay competencia en el juego de poder por “ganar” el derecho a subir a la micro. Pero cuando hay una mujer de por medio, ellos no compiten, ceden el lugar y el derecho.
De este modo el “gánate” en verdad es una invitación social que implícitamente implica entrar camufladamente en una disputa por el territorio e invitar a hacerlo a un recién llegado, a cualquier espacio cívico en general. Por lo tanto si se da en el espacio cívico es una experiencia moral. Y designa el inicio de una disputa en la cual puede haber algunos presentes que pueden estar de acuerdo con el espacio, posición y posesión que el o la reciente invitada. Por otra parte, supone que al interior del espacio cívico no hay territorio o lugar para todos y todas por igual, por lo tanto, el “gánate” es un llamado, una interpelación que hace alguien que ya está dentro, al recién llegado, para tomar una postura, o una ubicación en relación a lo que hay: a repartir, a ganar, a conquistar, a pelear.
Todo este preámbulo para decir que así está el estado de las artes en Chile en relación con el poder político que aunque trata de eliminar el “gánate” de la opinión pública, insiste en aparecer desde la historia. Hay algunos que desde nacimiento no necesitan del “gánate”. Que no necesitan pronunciarlo, y además discriminan o “miran feo” cuando el populárico otrora gente comienzan a decirle a sus hijos al hacer fila para esperar la atención en el hospital, o pagar la cuenta de los servicios, o simplemente subir al bus: “gánate ahí” que es un decir, transformado en enseñanza-aprendizaje de cómo desde pequeño se debe esperar para en una de esas llegar a obtener lo justo. Ese justo que la oligarquía desde el nacimiento y como enseñanza aprendizaje nunca pronunciara
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domingo, agosto 19, 2007

Alguien ya no me mira, ahora me conversa…

Políticamente hablando, al entrar en el último semestre del año junto con la discusión del presupuesto de la hacienda pública de la nación, y por cierto de lo que será el de la región del Maule para el 2.008, claramente las materias de posicionamiento en la opinión pública serán: la evaluación de lo que ha sido el desempeño del actual Intendente, el cual al parecer en este ámbito no lo ha hecho del todo bien ya que solamente ha gastado un 38% del presupuesto asignado para el 2.007, y por lo tanto se comienza a dudar a nivel de gobierno nacional de si necesitará del fondo destinado a las regiones producto de la negociación y votación del presupuesto del Transantiago. En este contexto, se evalúa por tanto, la capacidad a un año y medio de liderar la representación del ejecutivo, de ser capaz de construir equipos de profesionales y técnicos que hayan aunado sus esfuerzos y competencias en pos del desarrollo de proyectos comunales, la capacidad de transparentar la entrega de recursos económicos para obras de emprendimiento, ( véase escuela de Colín) y por cierto finalmente, la capacidad de conducir, estratégicamente para la Concertación, lo que llegue a ser el resultado de las próximas elecciones.
En este horizonte, aparece entonces la justificación de la evaluación general que se adviene. Los partidos políticos, comienzan a ajustar los motores para definir la nominación de las pre-candidaturas a alcaldes y concejales. Y por cierto, más allá o más acá de las proyecciones que esta elección pueda sugerir en términos de resultados, se entiende que, los diputados y los senadores también comienzan a articular sus apuestas en términos de la selección de sus delfines comunales, conforme sea la intencionalidad de mantener sus actuales cupos en el parlamento o transformarlos según sea el caso. Suponiendo por tanto este ejercicio, bastante ajeno a los electores, es dable suponer no solamente la largada en carrera de todos los pingos, ahora también potrancas a la cancha, para que la ciudadanía comience a observar “lo que hay”, así como también, se den los cambios y ajustes en los respectivos gobiernos regionales, y por cierto a nivel nacional. Todo ello, en un telón de fondo temporal de abril - mayo 2.008.
Pero vamos más al grano en esta materia. De acuerdo a lo que se conversa y se delibera en los pasillos, se desprende que el principio del “que tiene mantiene” (uso posidetis) usado hasta la actualidad desde el año 90, por las dos coaliciones políticas para seleccionar a sus postulantes a elección popular, esta vez, sea en el caso de pérdida o en el caso de manutención, no asegura necesariamente al mismo partido, el lugar de su candidato. Esto es, en el caso de Santiago por ejemplo, en que el candidato no va a la re – elección, ambos partidos UDI y RN tienen la misma “chance” de escoger al nominado para postular a alcalde. En el caso de Constitución por ejemplo, que la DC perdió su cupo con Roberto Urrutia, esta misma tienda, la DC, no tiene asegurada y compite con todas las otras PS, PRSD y PPD la posibilidad de levantar candidato a alcalde.
Por otra parte, al analizar ciertas experiencias locales minoritarias donde existen problemas de liderazgo al interior de una coalición, a esta situación, puede sumársele niveles de conflictividad dentro de las propias coaliciones para llegar acuerdos. Algunos concejales se auto perciben con mayores posibilidades al examen de los resultados de sus respectivas votaciones.
Sin embargo, en la región del Maule Norte, hay comunas donde la nominación de los candidatos tanto a concejales como a alcaldes ya está acordado y esto puede significar por cierto despejar el cálculo matemático de la “cuota” asignada a cada partido político en respeto a los equilibrios. Es el caso de la capital de la provincia donde el candidato es Patricio Herrera (PS) por la Concertación y donde la Alianza por Chile debe definir quién será su competidor dado que el que lo fuera, es en la actualidad diputado en cupo RN. Otro caso es el candidato en San Clemente que es el actual alcalde (DC). Y por cierto, el que ya exista candidato a alcalde para la Concertación o la Alianza en algunas comunas, al parecer despeja ciertas intenciones y estrategias tanto de los senadores como de los diputados de los distritos y de la región, en relación a sus posibilidades y sus propios intereses electorales.
En este sentido, es conveniente observar que es lo que existe políticamente hablando en: Pelarco (IND – Pro P. Lorenzini), Río Claro (PS), Maule (PDC), Empedrado (UDI), Pencahue (PDC), Curepto (RN), San Rafael (PDC) que conforman el distrito 38 donde existe un diputado DC Pablo Lorenzini que aspira a la re elección con una disputa senatorial truncada, y un diputado RN Pedro Pablo Álvarez-Salamanca que debería estar de “out let” por una parte; y en la provincia de Curico (UDI), Teno (IND-PRSD,) Molina (IND –PPD), Romeral (PDC), Sagrada Familia (PS), Hualañe (PDC), Licanten (PS), Vichuquen (RN) y Rauco(RN) que conforman el plato de interés de los senadores los cuales son Juan Antonio Coloma (UDI) que por cierto va a la re elección, y Jaime Gazmuri (PS) que también debería estar de “out let” pero sin sucesor a la vista. Todo ello para comenzar a comprender como se desgranara el choclo de las nominaciones.
Al parecer, y solo para comenzar a conversar, podría pensarse que la tendencia es primero a no romper el cálculo de cuotas actualmente existente y ya distribuido, aunque el ánimo de algunos partidos como el PRSD en la Concertación sea ampliar su participación, y el PS compensar su no participación equitativa en el gobierno de M. Bachelet sacrificada en favor de la DC principalmente, y el PRSD en la región. Y por cierto cotejar este criterio con las necesidades de los diputados o senadores que van a la re elección por ambas coaliciones.

martes, agosto 07, 2007

El liderazgo de Bachelet comparado con sus Pares


Evaluar el liderazgo ejercido por la Presidenta Michelle Bachelet en lo que va de su gobierno sin introducir la variable de género requiere por cierto precisar por lo menos los modelos de comparación en relación con otros desempeños del mismo tenor, es decir, se trata de indicar los ejemplos pares con los cuales puede realizarse la comparación por una parte, y por otra, revisar los contenidos de sus compromisos, ofertas y propuestas realizadas en campaña después.
En relación con la primera opción, es decir, siguiendo una comparación con sus pares, lo primero que salta a la observación es la necesidad de hacerlo con liderazgos ejercidos dentro de la misma conglomeración política que ha estado en el gobierno desde 1.990 a la fecha y que también por cierto es la base de su actual apoyo, es decir, sus referentes son ni más ni menos que: Patricio Aylwin, Eduardo Frei Ruiz Tagle y Ricardo Lagos Escobar. Y hacerlo, en el marco de la recuperación y estabilización de la democracia.
En efecto, al comparársela con los tres en el contexto democrático, el único que compite con ella en la actualidad después de 17 años, en términos de carisma, cercanía ciudadana, empatía es Patricio Aylwin. Mientras uno se simboliza como el buen padre ante el imaginario colectivo, la otra se construye en la medida de lo posible, como la buena madre. Uno y Una profundizan en construir vínculos hacia la ciudadanía basados en el respeto por oposición al autoritarismo, en la capacidad de acoger, incluir en vez de rechazar y marginar, en la calidez en el trato hacia las personas, en la capacidad de escuchar, en el saber ser generoso/a y justo/a, en buscar sintonía, y por cierto en saber tomar decisiones a tiempo y mesuradas.
En verdad, si se observa desde estos criterios el ejercicio de liderazgo de Bachelet suma una alta nota, salvo en algunos en los cuales es de largo aliento inscribir comportamientos diferentes a los que históricamente como chilenos y chilenas hemos socializado.
En efecto, en un clima donde la adquisición y circulación de la pompa de ser presidente o presidenta de Chile, el recorrido para llegar hacerlo ha dejado de ser simbólicamente importante para la ciudadanía, donde esta condición perdió interés de participación, interés de proyecto de vida y de realización; entonces, el ejercicio de liderazgo de Bachelet se ha topado con detalles que vienen del modelo patriarcal presidencialista de gobierno por una parte, y, con un sesgo de imprecisión propias a la emergencia de lo nuevo por otra. Todo esto, sin entrar a evaluar el efecto que genera el clima de desencanto en la población acerca de lo que es fue y sea un gobierno democrático que por cierto es harina de otro costal.
En este contexto, lo que pudiera decirse es que el ejercicio de liderazgo maternal ha perdido la impronta de ser un liderazgo también paritario. De hecho en la Moneda, en el equipo de ministros los dominios y competencias, los posicionamientos claves están en manos de hombres los cuales su única condición es mayoritariamente presentar formas de ejercicio del poder masculinas, clasistas y androcéntricas. Pueden aparecer como suaves y dóciles, pero en el fondo son autoritarios, despóticos y defensores de una cultura de élite, de clase, nepotista.
Es más, lo que efectivamente le ha jugado en contra a Bachelet es precisamente ordenar esos egos desde la generosidad y la toma de decisiones. Y en esa arena se le ha ido su mayor caudal de energía de liderazgo. Es decir no ha podido traspasarles su disciplina, traspasarle su solidez en términos de respeto a la ciudadanía, traspasarle la vocación de servicio público manifestada en su capacidad de acoger y abrir democracia. En verdad podría decirse que, por sobre estás condiciones, Bachelet ha tenido que sobrepasarse en severidad, sobre pasarse en ambivalencia, sobrepasarse en sobreactuación de un liderazgo austero y adusto, sobre pasarse en simpatía hacia la rigidez.
En términos reales, en lo que va de su gobierno como nunca desde la recuperación democrática, Bachelet ha acogido el sentir de los estudiantes, los trabajadores, de diferentes áreas del país en términos de sus demandas. Sin embargo, sus ministros no lo han hecho del mismo modo confiados precisamente en el esquema de liderazgo Frei – Lagos: controlado, autoritario, mandón, machista, de centro derecha como muy bien lo calificara Altamirano en una entrevista de un diario dominical.
Así las cosas por cierto, la pregunta que no se soporta a si misma es preguntarse por ejemplo ¿Cómo habría reaccionado Lagos o Frei con los estudiantes, con los trabajadores de Codelco y de la Celulosa Arauco? Y la respuesta más obvia es que los habrían reprimido, que no los habrían escuchado, y que no habrían legitimado sus demandas en términos económicos. Entonces, en este punto las preguntas que se caen del guindo son ¿Qué cultura está evaluando el liderazgo de Bachelet? Y por cierto ¿en que cultura política están quienes están gobernando con ella?

miércoles, julio 25, 2007

El liderazgo de Camilo Escalona en el Partido Socialista


Desde hace algún tiempo se viene construyendo en la opinión pública la necesidad de evaluar el liderazgo ejercido por los presidentes de los partidos políticos de la concertación en aras de definir y delinear la gobernabilidad, y lo que es y sea su forma insertarse en el actual gobierno de la presidenta M. Bachelet.
En efecto, parece más sensato comenzar por el liderazgo testarudo, impreciso, destemplado en juicios y de anteojeras ejercido por Camilo Escalona presidente del Partido Socialista. Sin embargo, antes de la crítica lo primero que se debe aclarar es que: de todas las tendencias que se articulan al interior del Partido Socialista, la que lidera Escalona junto al Tercerismo y un sector de la Mega Tendencia ha sido y es la más sólida, la que concita más adhesión militante, más coherencia, y por lo tanto, es en este contexto, que existió un incuestionable apoyo electoral a su candidatura, suponiendo que ejercería y conduciría a dicha organización hacia un rumbo acorde con los tiempos. Y en efecto, hasta la fecha, ninguna de las otras tendencias de liderazgo como por ejemplo "las grandes alamedas" que articula al otro sector de la mega tendencia y a la nueva izquierda podría constituirse en alternativa de sucesión.
Puesto así los límites, esto no quiere decir que dejemos de ver los errores de conducción a la fecha cometidos, las promesas no cumplidas junto con los silencios, vacíos de liderazgo llenados con autoritarismos parlamentarios a nivel de las regiones, que de seguir operando se pueden transformar en la articulación de un descontento cultural que puede pasarle la cuenta principalmente a la conducción y a la alianza política tendencial que contiene la actual mesa directiva del Partido Socialista.
Los errores son varios pero los resumiremos en tres: el uso no autorizado de la vocería de Camilo Escalona sobre la próxima candidatura presidencial para dirigir, plantear y publicitar nombre de candidato, la vocería exclusiva y excluyente para la nominación de cargos de gobierno del Partido Socialista dejando a las otras tendencias sin salida de negociación lo que ha dificultado y tensionado por una parte, el entendimiento con la Presidenta de parte de los militantes en general, y de los parlamentarios que no son de la tendencia Nueva Izquierda liderada por Escalona por otra. Y finalmente el error más complejo de medir en términos de su eficacia que se refiere a la obtusa forma ejercer la lealtad hacia el gobierno de la presidenta después de 17 años de retorno a la democracia y de la Concertación.
En verdad, todo indica que la cultura política chilena esta embarcada en una transformación de la cual los partidos políticos no están ajenos. Y en este horizonte, la lealtad además de entrar a ser semantizada por las reglas del mercado de la oferta y la demanda, entra también a ser definida en orden a sopesar votos y electores, intereses instrumentales de personalismos políticos, toda vez, que otras formas de presión o negociación han sido canceladas. También, pasa a ser semantizada en función de un soporte ético, conforme el agotamiento del proyecto político democrático del primer periodo de democratización si es que se pudiera así denominar al periodo de transición que condujo Patricio Aylwin, y los dos periodos de consolidación de la democracia formal de recuperación y estabilización de los derechos sociales y políticos conducida por Eduardo Frei Ruiz Tagle y Ricardo Lagos Escobar.
Recuperando lo anterior, podría decirse que parte de los errores que se perciben en la conducción de Camilo Escalona lo son también de otros presidentes de partidos políticos, la cuestión de fondo sin embargo, es que se percibe una suerte de agotamiento para proveer respuestas satisfactorias que se inserten en esta suerte de nueva cultura política de participación ciudadana en elaboración, a la vez que interpelen y aglutinen a las generaciones que no han sido incluidas en la gobernabilidad actual.
En este horizonte es necesario recordar que: Camilo Escalona surge como presidente del Partido Socialista precisamente para encauzar y abrir dicha instancia orgánica a ese movimiento ciudadano que logró llevar a Michelle Bachelet como primera mujer a la presidencia de la República, y ciertamente al paso que va, se ha transformado en un sólido refuerzo autoritario que recuerda en sus formas de reaccionar y conducir, a nivel cultural, al modo como el autoritarismo respondía a los movimientos sociales libertarios. En este ejercicio, la promesa de inclusión, consolidación y transformación de la orgánica partidaria, consensuada con la mayoría de las tendencias, no se cumple, no se propone, no se visualiza.
En concreto, se percibe al presidente tomando decisiones solo, separándose de la alianza política que lo llevó a la conducción, arrancándose con los tarros como se dice en buen chileno. Y por cierto, ya se le comenzó a pasar la cuenta. En verdad, desde que asumió se supo que el 36% de la lista contrincante: “las grandes alamedas” liderada por Isabel Allende le haría oposición. Pero lo que comienza a observarse es que en la propia articulación política que lo escogió, existe fragmentación y molestia. La evidencia aparece en las últimas votaciones en el Senado, que es donde se puede hacer visible y dejar constancia por ahora de dicha malestar.

martes, julio 10, 2007

Se busca… ¿y a mí? ¡Que me registren!


El fallo en torno a la forma de ejercer su función de empresario por parte de la Superintendencia de Valores y Seguros hacia Sebastián Piñera interesa, si y solo sí, se analiza la cuestión de fondo que altera desde hace un tiempo al espacio civil, y vuelve por enésima vez la mirada hacia la élite política, sea de la Concertación o de la Alianza en la pregunta por el sentido y la significación de la experiencia moral. En otras palabras, se trata del delicado y cada vez más frágil vínculo que unifica ese saber consabido y comunicado que permite, desde cualquier posición, reflexionar sobre la presencia de Bien o Mal en la sociedad, y sobretodo observarlo para evaluarlo en su transitividad en aquellos que tienen por misión gobernar, liderar, conducir. Y, por cierto, “denunciar cierta deuda de ese ser” en lenguaje de H. Giannini, si el puente esta quebrado cuando de lo que hablamos es de grupo dirigencial y ciudadanía, o cortado si se trata de un hilo que ya no da para más.
No han querido llamarlo corrupción, no han aceptado ponerle un nombre a la seguidilla de hechos políticos de mayor o menor cuantía que se han detectado en déficit de Bien. Ejemplos: Mop- Gate, Efe, traspaso de industrias del Estado en los 80 a manos privadas, contaminación de ríos, lagos y mares por Celco y otras, situaciones “raras” en los accesos a dineros para investigación (Bunster Ex – Teiteilboim), Chile deportes, Pinocheques, Préstamos SAG, Becas Mideplan, Viviendas, Problemas de gestión mandos medios en Transantiago, dineros tránsfugas de proyectos pro empleo, con un etc., que enumera “casos” y “casos” ad infinitud en desproporción del justo medio, considerando los 15 millones de chilenos y chilenas que somos.
En efecto, la reflexión moral soterrada a la cual se asiste día a día da cuenta de la elaboración de una conciencia ciudadana que viene agitándose por la pérdida de dignidad que el proceso de recuperación de la democracia ha traído consigo. Esta viene siendo construida por dos generaciones: la de los padres y madres que lucharon por recuperarla e instalarla, y la de sus hijos, actuales estudiantes universitarios o profesionales primera generación.
En verdad, analizando junto a los jóvenes universitarios los textos de N. Lechner escritos en la década de los 80 que hablan sobre la construcción del orden democrático deseable desde el autoritarismo, y ya en esos años, sin sentido de futuro para el general; he podido constatar a partir de sus reflexiones que la actual democracia no los compromete, y no lo hace, porque la consideran corrupta, y la que podría comprometerlos, aquella que los interpelaría, los convocaría y por la cual se la jugarían, se da en el espacio de la moral cívica. Es decir, la actual democracia por la que lucharon sus padres en términos de salida de la dictadura y adquisición de derechos no es motivante porque ha devenido en una suerte de decadencia o descomposición. El proyecto individualista, mercantil y familiar lo perciben como asegurable en términos de oferta política sin necesidad de mediar la construcción comunitaria. El problema radica entonces en los círculos de corruptela que no les asegura la movilidad social ascendente y la inclusión por la cual han luchado sus padres, ni les asegura un desarrollo auto sustentable. Por ambos lados entonces, el sentido futuro de la democracia hacia agua.
Por otra parte, la lucha de la generación de sus padres en términos de contenidos morales para la democracia, pertenece al pasado, pertenece a la Concertación, y no necesitan de la misma más allá que observen el desencanto de sus padres por lo cual no se inscriben en los registros electorales. El eje autoritarismo versus democracia ha sucumbido como modelo moral de derechos, como ordenamiento social, como posicionamiento y como donador de identidades políticas.
La lectura que brota entonces desde el alma (aristotélica) es más bien una constatación dolorosa por la falta progresiva en el tiempo de dignidad, y la vulnerabilidad del camino a seguir porque la decadencia y descomposición de la democracia tiene que ver con su élite, con la ausencia de oxigenación, con la pérdida de referentes morales en todos los ordenes de la vida pública, con la ausencia de un reconocimiento por parte de la misma en relación a que el individualismo económico y financiero a minado las raíces de la Polis, y que tal vez sea esta nueva generación de jóvenes, la que viene del movimiento de los pingüinos, la única capaz de dar un giro a la rueda del Saber y del Poder para cambiar las coordenadas economicistas del establishment.
En ese sentido, como jóvenes, futuros profesionales y electores junto a sus padres, buscan al 2.010 un candidato o candidata presidencial que haga una oferta política más allá de la transparencia de la ofensa, de la deuda, o del déficit de Bien. SE trata de pasar de la transparencia de aquello a una oferta de la acción justa y restauradora. Aunque sea precisamente aquí donde radique el peligro neo populista.
Por de pronto, todos los candidatos y candidatas de la Concertación tienen dificultades para hacer una propuesta discursiva que considere una democracia moral. Y no porque la exigencia sea sentar la rigidez del valor y la persecución de la falta, si no porque en su mayoría son percibidos como silentes justificadores actuales de un orden moral decadente y en descomposición: justificadores de la pitutocracia de la familia, los parentescos, la oligarquía, con buenos y bonitos discursos, argumentos impresos en papelería fina. Lo que la gente percibe es que la elite de la Concertación enmascara la verdad moral de su administración, y por otro lado, la élite de la derecha aunque tiene varios candidatos y candidatas presidenciables que pueden hacer este discurso como Evelyn Matthei, Hernán Larraín, ya no Sebastián Piñera, les falta anclaje comunicacional, desarrollo expresivo de la empatía.
Así las cosas, no hay candidatos ni candidatas en competencia. Y la cuestión de la democracia moral como deseos transversales a la cultura política, se viene como demanda en estas elecciones con todo.

lunes, junio 25, 2007

Opinión Licanten versus Licancel


Leyendo en una entrevista dominical (La Tercera) al Doctor Honoris Causa A. Touraine sobre Política Europea y Latinoamericana al preguntarse así mismo sobre “¿Que es Chile?” y responderse en la misma línea: “Minas y Banco”, casi en lo que fue una mueca de risa pensé: se le escapó al connotado cientista social agregar detrás de “Minas y Banco”… “Celco”. Es decir forestales, celulosa, que además se abre hacia Brasil y Argentina en sus inversiones y en su modelo de exportación de la explotación de los recursos naturales.
En efecto, nuevamente la empresa que comenzó sus negocios en la Séptima Región del Maule comprando a CORFO a precio huevo lo que hoy es casi un oligopolio Matte Angelini, deja caer su modelo de desarrollo sustentable, está vez no sobre los Cisnes de cuello negro de las Cruces, sino sobre los pescados, la flora y la fauna de Licanten, del río Mataquito. Sin embargo lo que preocupa desde esta observación por ahora, es la situación y posición del Gobierno, del Estado Nación delante de una tambaleante y porque no decir decadente comunidad de científicos.
Preocupa que el discurso de gobernabilidad sea: “esto no puede volver a ocurrir”, cuando de hecho ocurrió, cuando de hecho instalados como nación en el tráfico del capital hacia la ciencia, el Estado – Gobierno no puede hacer más que lo mínimo: generar un discurso que en su pragmática es vacío de sentido, vacío de orientación, vacío de hacer, vacío de ejecución, vacío de praxis porque la voluntad política no resuelve ya la voluntad económica.
Por cierto sabemos desde Foucault en adelante que hay una relación simbiótica entre el Saber y el Poder. Son dos caras de una misma moneda. Lo sabemos no solamente en un contexto de producción de modernidad, sino, como verdad, conocimiento, tecnología que históricamente genera poder, y a su vez lo construye asociándose con las diversas instalaciones políticas económicas de los respectivos gobiernos.
Sin embargo últimamente, a raíz del caso Bunster - Ex Teitelboin, y por cierto sobretodo a partir de los informes de investigación de las respectivas universidades para el caso de los cisnes de cuello negro en Las Cruces y ahora de los peces del Mataquito se llega a la terrible constatación: el Estado de Chile no tiene infraestructura en el desarrollo de tecnologías limpias, burocracia y capacidad instalada a nivel regional ni a nivel país para construir verdades, conocimientos y argumentos a tiempo, y en el tiempo necesario, a una exigencia de control de gestión, de calidad, de administración, de transparencia en el manejo de fondos de investigación científica. De un modo general se refleja que hay problemas de corruptela y decadencia en el circuito de influencias precisamente allí, en ese espacio donde se entiende debería chorrear un plus o halo ético moral hacia el resto del quehacer o actividades públicas.
Es decir, al problema que el Estado de Chile no tenga ni produzca su propia red de investigación científica para salvaguardar el patrimonio de todos los chilenos y chilenas de la “contaminación” y el desastre medioambiental, lo cual desprovee a la ciudadanía de protección en relación con la preservación; se agrega esta vez que sea la propia ciencia nacional y la inexistencia de una comunidad científica chilena construida sobre un “ethos sólido” la que permita precisamente zanjar los términos de la relación individual y/o de determinadas instituciones con el mercado de las investigaciones científicas y de la producción de saberes “oportunistas” hacia quienes portan o detenta el poder económico toda vez que la mano invisible oculta la racionalidad última de verdad o mentira/verdad.
En síntesis, los científicos y el campo de la ciencia en su proceso de autonomización e individualismo, han generado la venta y compra de conocimientos sin regulación y el mejor postor dueño del capital las usa según convenga porque hay argumentos y verdades para quien quiera comprarlas, mientras el patrimonio y los bienes nacionales comienzan a sufrir el efecto de posibilidad de extinción sin que ninguna acción del Estado permita ponerle freno.
Lo que sucede es que el gobierno y por cierto el Estado de Chile al privatizar la producción y generación de conocimientos y verdades durante los años 80, al entregar las universidades al mercado de la oferta y demanda, se fue quedando sin una política institucional para la investigación desarrollada e implementada para la defensa del medio ambiente y de los bienes nacionales. Y finalmente, la entrada de estas reglas comienza a pasarle la cuenta a quienes debieran generar y producir una ética de las verdades científicas al interior de los propios centros de i9nvestigación y de las universidades. Tal cual están las cosas, hasta los propios científicos han sucumbido al dinero. Y por cierto en la comunidad de investigadores, en las universidades que hacen de espacio que los acoge, no hay moral que detenga este comportamiento depredador y incivilizado.

domingo, junio 03, 2007

De la Imagen Fotográfica al discurso Presidencial del 21 de Mayo

La escritura requiere como otras actividades humanas de una motivación a la base que supone de algún modo el intento mínimo de transformar el mundo de alguien aunque como Narciso sea ni más ni menos que el propio.
La escritura que da cuenta de una opinión o reflexión política del mundo en este caso nacional o comunal más que ordenar datos y editar posiciones supone armar una posibilidad de subvertir coordenadas de interpretación. Y por cierto nada más lúcido, más exorbitante, excitante y glamoroso que redimirse y entregarse a la donación de significados.
La escritura por muy crítica y ácida que resulte tiene la intención de producir el desencuadre, el desencaje, el descentramiento, y por sobretodo, el propio, cuando no hay lector o lectora a la vista. Por eso mismo, más allá de la hermosa desnudez de la cuarentona Bolocco cautiva de su propia imagen y de la imponente discursividad política presidencial del 21 de mayo, cautiva de la pragmática: no hay escritura.
Y no hay escritura porque o salta a la vista la perplejidad, o la contemplación, o la saturación, o el espesor de la expresión de las diferencias sexuales bajo el dominante simbólico masculino, o todas esas formas del ánimo juntas, cuando lo que se busca es precisamente proponer una lectura para el estado de cosas vigente o imperante.
Lo cierto es que no hay escritura que coyunturalmente pueda hacer de soporte para armar el hilo conductor entre la praxis y la palabra, porque en el escenario no hay movimiento, no hay transformación, no hay acción. Ni siquiera la propia. Por cierto Bolocco y Bachelet monopolizan la opinión pública en una versión androcéntrica de reproducción, claro está.
Tal cual como lo propusiera Norbert Lechner, de algún modo la escritura busca aportar a la construcción de un orden social y político deseado y posible, en la tensión de la pulsión transferida y en transferencia. Sin embargo, cuando la referencia de la escritura en este ámbito tiene por horizonte obligado: la imposibilidad, la visión anticipada de la derrota, la reiteración de la escena plutocrática inequitativa, en un juego voraz de simulación ininterrumpida, donde la instalación del engaño bajo el flash - click - flash - click del encantamiento seductor fotográfico busca aletargar una y otra vez a la ciudadanía, entonces, es que el cuerpo de la otrora reina de esta cuarentona belleza es un símil de la larga y angosta faja de tierra. Y por cierto la exposición de su desnudez, un icono insospechado de realización libertaria bajo una estruendosa carcajada como de goleada en el Estadio Nacional. Expresión y expansión maravillosa de un cuerpo sexuado femenino liberado en tierras extranjeras por un hombre cualquiera, fácil de olvidar, y para el que por cierto no se necesita ni se necesitara memoria.
A diferencia y solo a distancia, cuando la referencia de la escritura se debe enmarcar en la pompa del cuerpo presidencial sexuado mujer que a su vez busca mostrar la potencia de un meta-relato narrativo en medio de la reiterada negación androcéntrica, patriarcal y machista ocurre la habituación, la saturación. Entonces, la búsqueda de significación sucumbe ante la inminente instalación histérica y frenética por constituir un simbólico que a modo de paradoja cada día se desabastece, se vacía y deja hacer al saqueo. Se trata de un cuerpo cautivo y cruzado a la administración por el tráfico de capitales de las familias oligárquicas mandarinas.
En efecto, es tal la disparidad y el disparate que se da entre un referente y otro como medidas en la opinión pública: ambos cruzados por la fetichización de los poderes que representan, que se anestesian las sinapsis. Ambos modelos dejan extática, paralizada. Se profundiza entonces la incredulidad y el sarcasmo, el humor negro o amarillo para hablar de aquello, al punto de comenzar a reconocer en el resentimiento social un motor posible de ordenamiento de la escritura crítica. En ese horizonte momentáneo entonces está el silencio como significante de la caída o la risa como gesto improvisado. En la ante sala, todavía un pudor raro como de psicoanálisis ante lo impúdico del robo, del hurto, del asalto a mano armada, del chantaje organizado de la burguesía oligárquica machista y “democrática” que nos toca en suerte padecer.

domingo, mayo 06, 2007

Fatiga Anunciada

Está bastante enrarecido el clima político nacional por la cantidad de problemas sin solución existentes, pero sobretodo por la notable evidencia de descomposición de la clase y élite política asociada al mundo de los negocios, económicos y financieros en lo que resulta ser una suerte de oligarquía cada vez más anudada a compromisos familiares y nepóticos, sumada a la dificultad de definir y ejercitar un rediseño de recomposición o recambio generacional tecnocrática y profesionalizada a nivel de la concertación, por una parte y, a una escalada de la derecha presente en los medios de comunicación y en la opinión pública en una suerte de incontinencia ansiosa por rayar la cancha, dado que, la misma está vacía o ¿llena?. Es como si el rey estuviera desnudo pero sobresaturado de desnudez.
A los problemas coyunturales y arrastrados como el Transantiago, las muertes de Aysen, los trabajadores forestales, las renuncias de variado tipo sumado a leyes que no se aprueban en el senado y que muestran una cierto nivel de desconcertación y de polvareda que como nunca, no termina de descender y al parecer cada día se le agregan más detalles, se alían, una cierta meridiana claridad que el modelo de libre mercado no resolvió, ni resuelve ni resolverá el problema del desarrollo sustentable ni re distributivo que necesita Chile en el presente ni mucho menos en el futuro.
Se agrega a lo anterior la idea a nivel de la sociedad civil, de que el crecimiento por sí solo no resuelve la desigualdad, ni la equidad ni mucho menos la paridad, así como que el dinero generado producto de la alza del cobre no debiera mandarse al extranjero para entregarlo sin uso, sin aplicación a que se generen dividendos o intereses a largo plazo. En este contexto, cuando no existe una propuesta al menos existe una pregunta en relación a quehacer con el mismo que no concuerda con lo que señala la Hacienda pública.
En efecto, si se entiende que esta es una “ventana de oportunidad” que ha llegado, debería buscársele un destino de inversión acorde sobretodo a nivel de tecnología, conocimiento e investigación lo cual supone pensar y poner al tapete por enésima vez el asunto educacional en relación a lo que Chile necesita, y por lo tanto, supone arriesgar en el diseño una propuesta que no contemple guardarse todo el dinero para el ahorro conforme a los tiempos antiguos “para cuando lleguen los tiempos de las vacas flacas”. Tampoco se trata de entregárselo a los grupos económicos más consolidados para que sigan ganando más sin distribución, ni paridad. Y por cierto en este escenario, las propuestas de profesionales sin intereses familiares parentales y políticos comprometidos, desde fuera de la oligarquía que gobierna, no aparecen con voces lo suficientemente fuertes como para que se amplíen en anclaje y adhesión popular.
Mientras, un raciocinio meridianamente congruente permite observar que la clase política va cuesta abajo en la rodada, no genera confianza, ni bases de gobernabilidad, y a modo de “revival” repone la emergencia de una mentalidad conservadora a nivel financiero que tiende a usar las viejas tesis del desarrollo de la escalera, y no profundiza en desarrollo conforme a la profundización de la libertad conforme a los derechos ampliados, ni a un desarrollo desde el Sur.
Es más pareciera ser que en la elite no hay ideas, y que la descomposición o fragmentación deja al descubierto cada día precisamente los grandes negociados y cuestiones relativas al poder en que están metidas las grandes familias partidarias y dentro de las mismas las tendencias, que por cierto son también las más de las veces “parentales”.
Por otra parte, el desorden es tal en términos de sucesión política, que un sector de esta oligarquía, la que controla la opinión pública asociada a los medios de comunicación y a las empresas de investigación que hacen seguimiento, como no tienen temas de fondo o de país, buscan a modo de entretención con encuestas cada mes o cada semana construir liderazgos fatuos para ver si la ciudadanía “engancha” con uno u otro candidato a modo de querer ya definir y organizar el futuro político. Se trata del control de la fatiga en el uso y abuso de las tecnologías de la información que buscan proponer un diseño de futuro político dado que no existe o no lo hay.
Es tal la desesperación porque aún no surge el sucesor de Bachelet que van y vienen, del pasado y al pasado reciente, buscando, hurgueteando en los laberintos de las salas de vestuario, en la escenografía, cual sería la mejor ocasión copiada de simulacro para el lanzamiento de tal o cual zutano o merengano. En verdad, durante el proceso electoral pasado descubrieron que podían imponer y dirigir las propuestas de candidatos por control remoto a 1 año y medio de las elecciones. Y ahora como son cuatro años de duración del periodo presidencial, comienzan con 2 años y medio de antelación a jugar para controlar el proceso de selección de la ciudadanía. Resulta por cierto tan feo, tan impúdico, mal oliente la compulsión de la élite al tratar de meter o inducir una selección, que por cierto, cualquiera mortal percibe que la intención es otra, o por lo menos sospecha que no quieren que cada quien viva el presente y autodetermine su conciencia cuando corresponda.

domingo, abril 22, 2007

Aún No hay Carrera Corrida

La decisión de la derecha política de votar en contra de la derecha económica en el parlamento un proyecto patrocinado por Hacienda y el gobierno de M. Bachelet a los cuales se le sumaron 3 votos de la Concertación, han colocado a nivel en discusión de la opinión pública (que no es la gente sino los medios de comunicación de masas y los mandarines) el uso del "oportunismo" instrumental en política lo cual dicho sea de paso a nivel local, se conoce desde la recuperación de la democracia a través del voto "útil" de varios concejales que al administrar el pladeco (plan de desarrollo comunal): compran, venden, permutan, arriendan realizaciones de proyectos conforme a intereses económicos personales que no se ubican precisamente en el corazón ni en el interés del pueblo.
En efecto, al oportunismo esta vez se le suma un clima de transversalidad política de la élite mandatada por sufragio y gubernamental en la búsqueda de la participación popular electoral sea a través del: populismo clásico o en redefinición, una redefinición de la democracia, y por cierto del nacionalismo en la era de la globalización. Y de todo aquello con un paso al frente de parte de la derecha política la cual si no da marcha atrás en lo que respecta al corte con la derecha económica, puede en su intento por avanzar al gobierno 2.010 traerle beneficios, no solamente como redefinición económica de un proyecto "libre mercado", sino, asociado a una redefinición de un proyecto político a largo plazo. Esto es como decir que en la era pos pinochet acaban de encontrar el inicio del hilo de la madeja o el punto ido. Resta saber si continuaran desanudándola, hasta rearmar el tejido donde la llave es la apuesta a una redefinición de su "nacionalismo" más allá del huaso y la cueca de salón, mesocrático en la superación del vigente vino tinto en caja, de exportación y la tradicional empanada. Es decir, estamos hablando de un desarrollo sustentable y un crecimiento definido desde un nacionalismo cuyo Estado sea de bienestar y de protección social teniendo como telón de fondo la era post globalización y no al revés.
Por cierto, es de público e histórico conocimiento que la actual derecha política había dejado de lado su inserción ideológica nacionalista con fuerte presencia en sectores medios y no menor expresión en sectores bajos ya desde los 80, y aunque esta actuación en el parlamento pasa inadvertida para la "gallada", si el brote "nacional popular-populista" se elabora culturalmente, bien pudiera dar como resultado: inclusión y pertenencia, toda vez que allí ya existen liderazgos consolidados a quienes este giro no los hace perder anclaje. Además ya la mayoría de los grandes negocios financieros están hechos, de suerte tal que se trataría casi de definir una obra de caridad y de chorrear un poco de toda la ganancia concentrada con los 17 años de dictadura, más los 17 años de la democracia.
En verdad, es otra forma de decir que Bachelet debería cambiar la negociación y el trato construida por Lagos Escobar con los empresarios, la CPC y la SOFOFA porque precisamente se develó el secreto mejor “tapado” de la elite concertacionista, a saber, que durante 17 años se fueron construyendo alianzas financieras y de gobernabilidad con la derecha económica, que dieron como producto de esa relación, la constitución de un capital simbólico además del económico que en la actualidad especialmente la UDI ha decidido evidenciar, cuando no declarar en un quiebre, de cara a las posibilidades reales que otro empresario S. Piñera pueda llegar a ocupar el sillón presidencial, y sacando cuentas de lo que ocurrió en el pasado con esta alianza política de trasvasije y lo que ocurre en el presente.
Este escenario de repetición fue evidente de suyo en la fotografía de los integrantes en la comitiva presidencial a Venezuela, diseñada a la antigua usanza Lagos, Frei, Aylwin, mientras en Chile y en el Senado ya sabemos lo que sucedió. En este sentido, la declaración de buenas intenciones hacia la ciudadanía y la demarcación de contenidos de gobernabilidad por parte de la Presidenta aunque constituyen un rasgo de sinceridad y transparencia, no son garantías que de cumplirse, puedan ser leídas por parte de los electores y electoras solamente en clave de "justicia social distributiva concertacionista”.
Desde la Concertación lo que está ocurriendo con luces encendidas lo plantea Sergio Micco (G80) en la Nación dominical. El concepto de lealtad para la unidad se deteriora con costos para todas las elites partidarias cada día si no se redefine el modelo económico en función de la redistribución, la igualdad, porque el crecimiento puede darse también y además con un rediseño de políticas públicas cuyo patrimonio hegemónico no está en el MIT, ni en Harvard, como otrora estuvo en Chicago. Y por cierto se deteriora más, si la oligarquía concertacionista continúa trabajando con los criterios fijados para la transición y por sobretodo con una derecha política abierta y tal vez decidida a cortar con su cordón económico umbilical.
A sabiendas entonces que este comportamiento de la derecha en el parlamento es solo una primera impronta, puede el gobierno preguntarse si en efecto tiene y dispone de tiempo (en la Moneda) para esperar esa consolidación en términos de proyecto y oferta país, o si define un modo, una vez descubierto el secreto, para construir una relación sana entre la política, el dinero, y quienes poseen capital en Chile, bajo una reorganización precisamente de su propia élite.
Se trata de estar a la altura de los tiempos. Y ya que al parecer ninguna de las dos articulaciones políticas consigue ponerle el cascabel al gato, aunque parezca majadería, el problema sigue siendo de integración nacional, de pertenencia, de cohesión, de procesos de identificación y construcción de actores sociales en la diferenciación cultural. Sigue siendo de modernización de todos los poderes del Estado en probidad y anticorrupción. En este contexto entonces, nadie tiene ganada la corrida, y ambas coaliciones tienen que trabajar para llegar a la meta con todo lo que les falta.







domingo, abril 08, 2007

De la Unidad y Lealtad


La mayoría de los políticos connotados e incluso la actual mandataria desde hace un tiempo vienen solicitando Unidad de la Concertación para poder salir de la crisis de gobernabilidad en la cual se mantiene desde que el movimiento de los pingüinos hiciera escuchar su voz, pasando por el movimiento ciudadano en torno al colapso del proceso de modernización del transporte santiaguino.
Dicha crisis afecta con mayor o menor intensidad por una parte, al gobierno de Bachelet, por otra, a la coalición de partidos que hacen de soporte, y últimamente a la posibilidad de re elección, ergo a la continuidad de un quinto gobierno, lo cual indicaría a estas alturas, que el estado de cosas está afectando al capital político de la Concertación y por lo mismo se interpela al ordenamiento en la lealtad entendida como el silenciamiento de los conflictos internos, a la homogeneización para restaurar lo que se entiende devendrá en una lesión grave de la confianza. Se trata de un sometimiento, o si se prefiere un "disciplinamiento" a lo que se entendía fue la cultura de la transición democrática, a saber, la política de los consensos coordinada por la oligarquía democrática de una elite transversal.
Sin embargo, empezar por cualquiera de los tres ámbitos donde se sitúa la crisis no tiene sentido si no se interroga al mensaje solicitado: Unidad. En verdad, tampoco hace sentido si la misma apelación no se piensa en el contexto histórico de elegir a la que se constituyera en una esperanza significativa para los chilenos y chilenas de tener a la primera presidenta mujer en la historia de Chile con un compromiso de ampliar ciudadanía a través de la paridad, la equidad y la profundización de la democracia, sobretodo precisamente entendida como "emergencia de la diversidad" excluida de la gobernabilidad, administración y distribución durante los 16 años de gobierno anteriores a Bachelet.
Por cierto, se le suma a la crisis, el desgaste no solamente de los mismos rostros y familias de rostros en pantalla o en el escenario político, sino además, los síntomas de corrupción, manejo y circulación de prebendas del Estado en un círculo cerrado a la elite nepotista, y/o enriquecimiento asociado a la misma.
En efecto, los cambios de gabinete realizados dicen mucho más a la luz de estas consideraciones y variables, que a la luz de otras insinuaciones como el logro de efectividad. Y, como bien expresarán los electores, solamente el próximo año se dilucidará si este híbrido de cultura política propuesto y encarnado a través del Ministro Secretario General de la Presidencia conforma y mitiga las necesidades profundas de transformación que requiere la participación en Chile, o si, como se visualiza, los llamados no tienen el anclaje esperado porque lo cierto es que, todo el sistema político de representación está en crisis y el cambio cultural ya ha sido gatillado.
Como bien se sabe a través de los estudios de opinión, tampoco la Alianza consigue proponer o hacer una oferta país que cambie la imagen ya instalada en la ciudadanía en relación a que unos pocos deciden y cortan como se reparten la torta 15 millones de habitantes, y aunque Sebastián Piñera en el pasado fue perdedor por ser precisamente el representante de esta oligarquía financiera y económica, hoy ostenta como nunca, cierta credibilidad precisamente, y esto es lo insólito, porque no esconde quién es. No enmascara su realidad. Y al parecer la ciudadanía comienza a inclinarse hacia esta suerte de “magia” que le chorrea también al candidato UDI Longueira en relación con su dureza. El capital de empatía que sostuvo a Bachelet, se comienza a traspasar no a los macuqueros, negociadores, articuladores, panzer o como se les llame, sino a quienes no oculten lo que son con tics incluidos.
En verdad en este horizonte de comprensión, se podría pensar que la Unidad y Lealtad solicitada es un intento desesperado para que la población olvide que el actual Ministro dejó de ser senador al iniciarse este periodo de gobierno, pasó sin respiro a dirigir una Isapre, un negocio privado, por el que fue cuestionado en términos de ética de la responsabilidad, y por cierto que ahora en la actualidad, neutro de su historia reciente, se embarque como funcionario público de alta responsabilidad en la defensa de una ley de Previsión Social. Por cierto, se trata sin más de un llamado a la incongruencia o a la inconsistencia, al retorno de la esquizofrenia que ya no resulta ser un detalle para la gobernabilidad.
En este mismo sentido entonces, se entiende que no van a cambiar demasiado las cosas, porque no hay esfuerzo político destinado a morigerar la redistribución desigual. Otro modo de decir, que en estos tiempos la lealtad comienza a ser medida como una lealtad con el pueblo, con la gente o con la ciudadanía; y no una lealtad con el partido político o la asociación de partidos, ni con el gobierno. Ni mucho menos con una élite mandatada y enriquecida después de 17 años y más al término de Bachelet. Otro modo de decir que la Unidad solicitada no tiene espacio ni resuena en la ciudadanía como una vuelta atrás, sino como una profundización de la democracia con el objetivo de empoderar a aquellas y aquellos que aún permanecen y han permanecido al margen social. Y por lo tanto en la apariencia, en el reino de la imagocracia, el gobierno gana en orden, gana en efectividad, gana si se entiende como una operación destinada al salvataje. Gana en manejo de la agenda como dicen muchos. Pero pierde en sustancia, en sello propio, en promesa y compromiso.