viernes, marzo 21, 2008

Del XVIII Congreso Salvador Allende en Panimávida 2.008


Si bien es cierto en el XVIII Congreso del Partido Socialista se mantuvo la unidad y se expresó la fuerza y la pasión de los/las militantes puros y sinceros de corazón como canta el himno, no es menos cierto que en términos de futuro, de proyección en términos de política de alianzas, de consistencia y coherencia partidaria “orgánica” se dio un resultado “complejo”, curioso, del cual se esperan definición de nuevos rumbos, algunos de ellos no tan previsibles.
En efecto, aunque la actual mesa logró imponer una mayoría en las votaciones de los congresales en orden a suavizar las posiciones sobre asuntos de relevancia como: la concertación, su viabilidad y la del mismo Partido Socialista en la misma, el gobierno y el estado de su gobernabilidad, la política exterior entre otros, este triunfo y control fue construido sobre la base del manejo disciplinario “responsable y leal” de las tendencias que obedecen a un cierto caudillismo parlamentarista regionalizado asociado a la conducción del actual presidente Camilo Escalona, más que sobre el estado de las deliberaciones, la apertura a las mismas, la construcción del buen sentido y las argumentaciones. En este contexto, lo primero que debiera llamarnos a reflexión es la fragilidad del liderazgo que se sostiene bajo esta metodología de trabajo, los costos que imprime en materia de democracia interna, ampliación de derechos, de ciudadanización, y el tiempo de duración que esta forma de liderar procesos puede aspirar.
En este contexto, se abre la discusión sobre las elecciones internas del Partido para abril del 2.008, e inevitablemente se abre la misma en torno a los próximos dos años de conducción en el sentido de optar por mantener la disciplina en pos de una gobernabilidad y una política de alianzas, o favorecer la deliberación para buscar construir una propuesta de gobernabilidad hacia una redefinición del actual escenario político chileno en el marco del sistema binominal que nos rige desde 1.990. En esta línea, se trataría de favorecer una suerte de reconversión programática al 2.010 que debería prepararse desde el interior de la orgánica partidaria, que por cierto tomaría tiempo, esfuerzo y trabajo, todo lo cual bien podría manifestarse en una progresiva desafección hacia el actual gobierno de Bachelet pero que tendría por sentido la constitución de una Asamblea Constituyente.
Tal como se puede apreciar, los dos límites colocados por ambas posturas tienen bastante que negociar, cortar, resignificar al interior de una suerte de elite política que no va al diván a auto-analizar el estado de su propia construcción y plantea, sin más, una proyección de sus mandatos, en un giro discursivo que bien puede no traspasar esa frontera. Aspiraría a un nuevo trato entre las tendencias hegemónicas y las minorías dentro del partido. Aspiraría a un nuevo trato regional, a la ampliación de la participación en el evento que elegirá al candidato o candidata que elegirá el partido a la presidencia de la república.
En este contexto, es esperable que las tendencias se vayan a articular para negociar internamente con el más fuerte de los presidenciables, aunque no se sepa si el destino o el futuro político de algunas, incluidas sus candidaturas presidenciales y a la re – elección (municipales y parlamentarias), puedan estar más fuera de la orgánica que dentro, por eso, las posturas de Allende y Navarro fueron distintas en el congreso. La primera solicitó “un militante, un voto” para dirimir en la elección del candidato/a presidencial, y perdió ante la postura de Camilo Escalona que propuso hacerlo por convención con participación ampliada de los diferentes cuerpos colegiados del partido (parlamentarios, concejales, alcaldes, consejo, comité central, tribunales supremos regionales y metropolitanos, que junto a la de Navarro, aspiraba abrirla aún más a la participación ciudadana consciente que allí estaría más su fuerza.
Coyunturalmente y para estas elecciones, los criterios son los de negociar entre tendencias porque todas tienen su porcentaje de apoyo sea deliberativo, clientelar y “maquínico” en términos de la cantidad de votos que pueden regular, influenciar. Ninguna se la puede solo y por lo tanto ninguna tendencia o liderazgo está dispuestos a soltar. Lo cual significa que tendrán que ponerse de acuerdo y buscar esta vez una mesa consensuada ya que ninguno se puede arrogar la capacidad de decidir por el Partido como un todo. Y eso trae consecuencias también en las regiones.
Lo bueno de todo, es que a la fecha ninguno liderazgo ha anunciado que se va. Respeta que nadie tiene el sartén por el mango así que a negociar sea dicho, conversar no solo para posicionar, confirmar los liderazgos existentes, sino, proyectar futuros políticos con ideas y propuestas urgentes y más transformadoras. En eso la nueva izquierda como tendencia y agrupamiento necesita de proyecto de innovación.
O sea hay indicadores de unidad y fuerza. Con énfasis distintos “nuevos, amplios, transformadores”, todos están de acuerdos que la concertación así como está no va… para ningún lado. No va más! Reconocen pasado exitoso de 20 años de gobierno, realizaciones, modernizaciones. Pero para el futuro quieren otra cosa. Es la misma gente, la misma elite, los mismos mandarines pero con otra palabra que puede dar resultado a través de Insulza, aunque también se puede aplicar a Arrate. Todos quieran contribuir. Aunque el halo de la corrupción ha generado una “aliquidad” en el PS, algo así como un clima enrarecido que ha minado el deseo, la pulsión de transformación en pro de la manutención del status quo, el desafecto, la desazón y las desconfianzas. En verdad, la estabilización de esa relación de concubinato entre “gobierno y partido” por 20 años ha generado efectos dañinos entre los militantes de gobierno y socialistas. Por eso la parte del himno: “socialistas a luchar, dispuestos a vencer tiene un mandato vigente, solo que de esta vez fue: “militantes puros y sinceros, prometamos jamás desertar, prometamos jamás desertar fue la que copo el corazón. Recuperar aquello de militantes “puros y sinceros” y derrotar al pulpo del imperialismo tuvo más eco.
Hay algo del concepto de “cooptación” entre el gobierno y el partido lo que da vuelta en el ánimo de la toma de decisiones y en el efecto maquínico. Por eso el partido manteniendo la Unidad y la cohesión debería moverse un poco en estas elecciones internas. Trasladar los temas del congreso hacia la ciudadanía, las críticas y las propuestas llevarlas a la calle. No importa que pasen la máquina, (aunque que no se perciben los ánimos como para dejar los disensos fuera), si de verdad esas ofertas de futuro político toman cuerpo en el pueblo.

1 comentario:

Claudio E. Moreno Rodríguez dijo...

Que sorpresa encontrarme con este blog de mi coleguita del 2007 en la Universidad de Talca..Todavía recuerdo el saber de esas carnes a las brasas que pudimos disfrutar junto a la compañía de Victor Solar, Marcela Frías, Alejandro Rojas y de quien te escribe.
Recibe un fuerte abrazo desde la precordillera de los Andes.
Claudio Moreno R.