domingo, marzo 09, 2008

Los problemas de la Candidatura de J. M. Insulsa

Al parecer cada día hasta junio-julio se instala la idea y por lo tanto la conversación en torno a si José Miguel Insulsa conseguirá las adhesiones al interior del Partido Socialista para ser el nominado como candidato a la presidencia de la república para suceder a Bachelet y lo primero que hay que reconocer es que de todos los candidatos y candidatas que desde la gerontocrática elite concertacionista han surgido, es el que aparece con la mayor temple, las mejores habilidades y competencias, condiciones de liderazgo, etc., no solamente al interior del Partido sino al interior de la Alianza. Sin embargo es precisamente la condición de ser portador de ambas identidades, socialista y concertacionista, lo que le juega en contra por estos días. Y le juega en contra porque “la gente”, esa ciudadanía que al final de cuentas es la que da el voto, no se siente interpelada, ni comprometida, ni muchos menos entusiasta con el futuro político del país en el marco de lo existente.
En efecto el ser concertacionista por estos días significa ser portador de una historia de realizaciones pero también una historia de desaciertos entre los cuales está saber circular por una compleja red de relaciones sociales que traspasan hacia el gobierno, hacia la derecha política y económica desde los partidos políticos que conforman dicha alianza política desde 1.990 sin una ética de la responsabilidad. Es decir, se forma parte de un entramado o engranaje político que es precisamente el que se cuestiona cuando no claramente se forma parte de su descrédito.
Para empezar, desde el Gobierno de Ricardo Lagos en adelante que sucesivamente en las campañas se hacen las promesas de modernización del Estado, lo que es y fue leído por la ciudadanía, como un recambio de las personas, recambio generacional, recambio con equidad de género, fin de las sillitas musicales y finalmente, gobierno de la ciudadanía, transformación de los partidos políticos; ninguna de esas promesas se ha cumplido, en algunos casos se ha caído incluso en visos de nepotismo cuando no corrupción y lamentablemente y el candidato Insulsa forma parte de esa articulación, y de esa élite mandarina. Es decir, él (José Miguel Insulsa) no va a cambiar ni hacer la reingeniería que se requiere porque tiene demasiados compromisos que vienen precisamente de esa red que a nivel nacional y regional mantienen a la concertación en un ejercicio del poder absolutamente caduco, demodé y porque no decirlo al borde de la corruptela.
Desde el gobierno de Aylwin, Frei, Ricardo Lagos a la fecha que las relaciones internacionales se situaron en un plano de desconocimiento de la importancia de Sudamérica. Poco o nada se ha hecho por la convergencia económica con países como Bolivia, Argentina por citar dos. José Miguel Insulsa no será distinto de Ricardo Lagos quien nos propone hacer una causa común con Colombia y el presidente Uribe, en desmedro de Ecuador, su presidente Correa, Morales, y Lula.
Pero hay más. Políticamente el gobierno actual intento dar una suerte de respaldo a la Democracia Cristiana y al Partido por la Democracia en relación con las respectivas escisiones que tuvieron. Lo mismo hicieron los partidos políticos restantes de la coalición que terminaron perdiendo internamente puntos de convergencia y vasos comunicantes que imposibilitaron visualizar las claves con las cuales se manejarían a posteriori estos “hijos pródigos”. En esta línea, se podría pensar que José Miguel Insulsa tiene el suficiente “juego de cintura” como para solicitar y aglutinar las adhesiones políticas que esta fragmentación generó, valiéndose del “tomala da cá”, (dando aquí, sacando allá, tomando de aquí y de allá para dejar contentos a todos), sin embargo lo más probable es que no se pueda precisamente porque en materia de cambio o refundación los quiebres son insalvables. Por un mal manejo y una mala lectura de cierre concertacionista, ya enfrentamos el camino propio que lleva a la presidencia del senado a Záldivar, cuestión que es difícil de hacer volver atrás.
Finalmente, al interior del propio partido socialista la situación no es distinta. La misma gente que apoya a Insulsa es la gente que ha gobernado todos estos años, que forma parte de la élite mandarina de los cuales algunos vienen aprovechándose ya que van a cumplir 20 años en el poder y más en el senado o en el parlamento, que quieren ir a la re elección, y que por cierto quieren seguir gobernando sin recambio de la elite.
Tanto con Lagos como con Bachelet, el partido y la dirección hicieron un esfuerzo por “ciudadanizarse”, y sobretodo con esta última, se adquirió el compromiso de apoyarla y sumar participación considerando las variables género, juventud y etnia sobretodo a partir del movimiento de los pingüinos y el movimiento indígena. Demás está decir, que José Miguel Insulsa es parte de la misma elite mandarina que desde 1990 se instaló en el poder, sus redes políticas, sus capitales sociales, culturales, de amigos y “amiguis” son las mismas, por lo tanto la “refundación” de la concertación en sus manos no tiene sentido, ni contexto. El será más de lo mismo, más concertación de lo mismo que hemos visto 20 años.
José Miguel Insulsa no conoce al partido socialista de los militantes de los últimos 5 o 10 años, quienes lo conocen son los patrones de fundo regionales que son los que le acarrearan gente para conseguir votos si va a una interna. Demás esta decir que son las incrustaciones militantes en el gobierno, los dispositivos que tendrá que mover y con los cuales tendrá que comprometerse “en mantenerlos” (darles de mamar en el futuro) para su campaña presidencial. Así el estado de las cosas, la transformación, refundación, recambio, de la concertación no es viable dado los compromisos contextuales e históricos del candidato. Y por cierto, no podrá hacerlo él, ni mucho menos ninguno de los otros candidatos. Lo cual quiere decir, que si queremos un cambio de veras, el ala progresista de la concertación anti neoliberalismo y medio ambientalista en términos ciudadanos, tiene que prepararse para no ser gobierno el próximo periodo, o buscar una alternativa fuera de la concertación. También un líder que esté desde el inicio más dispuesto a “cortar por lo sano” y a garantizar que ese corte sea dado ya en la configuración de su equipo de campaña. El resto es continuar con la misma cantinela…que nos va dejando un sabor amargo y poca fe.

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