lunes, octubre 29, 2012

ENTRE EL GRAN RUIDO Y PEQUEÑAS ALEGRIAS: De los Resultados Electorales Municipales 2012


ENTRE EL GRAN RUIDO Y PEQUEÑAS ALEGRIAS

El resultado de las elecciones municipales efectivamente es motivo de alegría porque se han logrado obtener triunfos notables y potentes. Sin embargo, ese motivo de alegría no debería sostenerse en el tiempo venidero porque la no participación de, en torno al 60% de la ciudadanía en la emisión y elección de sus candidatos comunales, mina precisamente la representatividad de aquellos que han sido electos. Su fuerza electoral es minoritaria si se compara con la abstención. Se trastocó el orden en relación a las minorías y mayorías en la construcción del orden institucional.

En un sentido más profundo, está en crisis la democracia en Chile. Sabíamos que este problema se da en el mundo occidental entero, pero el cambio hacia el voto voluntario y la inscripción automática dejo en evidencia  que: la institución de la elección de nuestros representantes se sostiene sobre una minoría de un 40% que es la que vota, y que por lo tanto la legitimidad de los líderes que nos gobiernan es precaria. Llegó a Chile la crisis: esa es la noticia.

Estamos hablando entonces de crisis de institucionalidad y crisis de legitimación en la constitución del poder, esta vez, manifiesta a través de los líderes comunales. En el futuro, es decir hacia el próximo año, con un problema ad portas: serio, radical y severo si es que nos quedamos en el regocijo falaz de haber sacado, del 40%, una  mayoría necesaria para ganar y conseguir un asiento municipal. Sin considerar la fragilidad de esa construcción de poder y su legitimidad.

Dicho así, la élite que gobierna en los dos principales poderes del estado: ejecutivo y legislativo, tendrían que analizar y proponer alternativas políticas que puedan conducir a una reparación de lo perdido porque no podemos como país seguir por este riel. La crisis ya se instaló, el cuestionamiento hacia la democracia como gobierno y gobernabilidad ya se transformó en un problema. Los líderes que dicen que son electos democráticamente, no son en verdad, legítimamente reconocidos y constituidos como tales. Tienen pies de barro porque su empoderamiento es muy pobre.

En efecto, la mayoría de los chilenos y chilenas, 60%, está cuestionándolos, diciéndoles a diario, ustedes no nos representan. Ustedes fueron electos con la minoría de votos.

Es cierto que tal vez con la votación e inscripción obligatoria estábamos camuflando esa distancia, ese hoyo negro bullente que ahora se ha transformado en la gran explosión. Sin embargo, esa gran explosión que no habla, pero que se abstiene, indica claramente su desenganche de la vida social, su incredulidad en relación con el sistema político, su repudio. Es decir, habló ruidosamente de una manera estrepitosa. Fue un gran ruido que seguiremos escuchando a pesar de que muchos querrán hacerse los lesos.

Obviamente el gobierno querrá hacerse el leso. Obviamente los partidos políticos querrán hacerse los lesos. Seguramente muchos del Partido Socialista que están esperando que llegue Bachelet y les restaure el poder perdido querrán hacerse los lesos y pasar piola. Sin embargo, desde hoy, estamos instalados en la anomia desde la propia institucionalidad vigente, estamos instalados en la crisis de institucionalidad del sistema desde dentro por los de fuera. Y sentirse observado de ese modo es a lo menos impostura, incómodo.

Es complejo sentir y pensar que significado acarrea esta situación para los que estamos dentro y nos sentimos integrados a través del voto. Una cosa está clara, no podemos seguir diciéndole al otro que es minoría y que no puede opinar porque no votó, precisamente porque se trata del 60%. Y he ahí la paradoja.

Esta vez el no votar, la abstención ganó. Y ese es el gran ruido o voz que deberíamos comenzar a sentir. Esa es la instalación verdadera sin subterfugios que debería comenzar a contarse y a ocuparnos. 

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