viernes, febrero 15, 2008

Ceremonia de Otro Adiós porque 20 Años Suman o Restan Más que Cero


Los escenarios políticos a través de la historia se repiten, Marx en el 18 Brumario dijo que como drama o como comedia, parodia, etc., supuestamente para ser superados en términos de episodio dialéctico que requiere de transformación para cambiar, modificar un padrón conductual colectivo. Lo cierto es que la repetición incluso a nivel individual de una circunstancia, contexto o escenario, tiene que ver con la reproducción precisamente para “limpiar” o modificar un karma a nivel espiritual, emocional, etc., por algo insiste el dicho popular en aquello de cruzarse dos veces con la misma piedra cuando bien pueden ser en algunos casos tres o cuatros, si es que no hemos aprendido ni superado lo que a cada cual le toca.
Todo este preámbulo es simplemente para decir que como otras veces, se reitera la imagen de que la concertación de partidos por la democracia que inicio una era de gobernabilidad en 1.990 está “nuevamente” en una ceremonia del adiós. Parafraseando a Ricardo Solari, actual vicepresidente del Partido Socialista, en un eje de coordenadas tiempo – espacio, hoy, la Concertación no se ubica en el cero, o se está en el negativo o se está en el positivo. Y por reiteración de los ánimos, puestas en escenas, bien pudiera ser que este más en la negatividad.
En efecto, nunca como antes la descomposición o si se prefiere fragmentación había llegados a niveles de expresión tan altos sea a nivel interno, y a nivel externo. A nivel interno, porque dos partidos básicos que conforman dicha articulación política, uno clásico y uno emergente, sin embargo ambos con dos definiciones “modernas” de lo que sean estas instituciones, han sufrido escisiones: el PPD como institución moderna de partido instrumental, y el PDC como institución moderna de partido ideológico han soportado problemas serios, que por cierto han requerido de cirugías mayores, incluso a nivel de gobierno con el cambio de gabinete recientemente realizado, pero que dado su componente autoritario, gerontocrático y misógino vienen a confirmar el retroceso democrático desde la perspectiva ciudadana, y las opciones de mando que impone la era Bachelet a favor y en función de los mismos.
Estas mismas (opciones) dicho sea de paso, vienen a confirmar a nivel externo, la desafección o distanciamiento de la juventud, de las mujeres, principales adherentes al proyecto que eligió a la actual mandataria, y de algunos miembros de la clase política “de y con” la Concertación en cuanto realización actual de gobierno por una parte, y como proyecto futuro de gobierno más allá de la Señora Bachelet por otra, dada la reposición de criterios, liderazgos y formas de liderazgos pasados de moda, y frente a los cuales los mismos actores sociales no sienten ningún compromiso electoral, o perciben falta de compromiso o de palabra empeñada.
Pero hay más por venir y esto se incuba dentro del propio Partido Socialista principal contenedor del gobierno actual de cara a su Congreso de Organización a realizarse en Marzo. Si bien es cierto, los militantes y la actual conducción de esta institución entienden su lealtad absoluta con este gobierno, y eso es como decir que silenciaran sus conflictos ideológicos internos hasta el término del actual gobierno, no todos ni todas entienden la continuidad de la gobernabilidad de la concertación en los mismos términos, ni bajos los mismos mandos, principios, ni propuestas, ni liderazgos.
También allí se revela un cansancio larvado, arrastrado y sostenido desde la recuperación de la democracia que por cierto está llevando a una progresiva desafección y distanciamiento. Los militantes en muchos de sus congresos comunales previos al que se celebrara en marzo, han demostrado y manifestado formas agotadas y clientelares de elección de sus representantes cuyo objetivo es defender tendencias patronales de conducción parlamentaria en las regiones, formas criticas profundas a la continuidad de la forma de gobierno de la Concertación bajo los mismos modos de designación de cargos, y por cierto una descomposición y un cierto relajo por cansancio de la elite política.
En este contexto, se entiende que la dirección del Partido Socialista ha hecho y hace enormes esfuerzos por mantener la unidad y el apoyo irrestricto al gobierno actual, pero no puede ni podrá trasladar ese mismo apoyo ni adhesión hacia un quinto gobierno de la Concertación desde la ausencia o vaciamiento de liderazgos nuevos. En este mismo sentido, se entiende entonces que la actual conducción socialista paga un precio muy alto hacia el interior de dicha organización por liderar y sobretodo simular una coherencia, una consistencia, una sintonía con el actual gobierno que como es de conocimiento público, se trata de una mujer de sus propias filas. Pero, esa adhesión se fragiliza cada día. Se obedece, se acata, se explican y sobre explican en el simulacro las decisiones de la actual mandataria, pero eso no es suficiente para amarrar, proyectar y cumplir con las promesas de campaña que rodearon el imaginario colectivo socialista tanto en la elección de la actual mesa directiva, como del propio gobierno.
De hecho, la promesa de “ciudadanización” en línea con lo que fuera la propia emergencia de la otrora candidata, y que ofertara Camilo Escalona es hoy letra muerta hacia dentro y hacia fuera del partido. Es decir, si algo significó el nombre Bachelet fue precisamente el cambio al interior de la Concertación y del propio PS, pero ese cambio es el que hoy es percibido por la ciudadanía y también por parte de la militancia de base socialista como bloqueada cuando no letra muerta porque no hay en el espacio de la opinión pública líderes que lo proyecten. Y la propia conducción de la actual mandataria, a dos años de gobierno, ha sufrido una reconversión poco feliz que la aleja de su base de apoyo, y, no trasmite esperanzas de posibilidades.
Para cerrar una anécdota de viaje de vacaciones que confirma lo anterior. Mientras viajaba por Bolivia mochila al hombro hippie después de muchos años, me toco alternar con jóvenes mujeres y hombres: argentinos, alemanes, chilenos, uruguayos, brasileños, latinos en general. En un almuerzo en Isla del Sol, (Challa), un alemán preguntó a los/las jóvenes chilenos/as presentes, “¿Qué significaba el gobierno de la mujer Bachelet?”. Y todos los chilenos (mujeres y hombres), ante la mirada inquieta y ansiosa sobretodo de las mujeres argentinas, fueron respondiendo lo siguiente, mientras yo guardaba sepulcral silencio:
“Nos inscribimos por ella, votamos por ella…pero no lo haríamos de nuevo”. “No lo haría porque no me gusta como ha dirigido al país, pensé que sería más fuerte”. “No votaría por la concertación porque no tiene líderes nuevos”. (Ambas mujeres) “Le ha tocado difícil porque ha tenido que hacerse cargo de problemas heredados con anterioridad y no ha sabido cortar por lo sano”. (En su mayoría hombres jóvenes)
Dichas así las cosas, las argentinas y argentinos fueron dando su opinión, taxativa, como suelen expresarse. Para ellas y ellos, el actual gobierno exhibía exceso de represión sobretodo a nivel de los movimientos ciudadanos, especialmente con los indígenas. Y por lo tanto, las promesas de redención que se habían hecho durante la campaña, no se habían cumplido…
En varios sentidos, los jóvenes chilenos y chilenas asintieron…y no refutaron ni contra-argumentaron…

No hay comentarios.: