domingo, julio 16, 2006

Poniéndose la Falda o los Pantalones

Lilian Letelier Un extraño malestar dejó el cambio de gabinete realizado por la Presidenta M. Bachelet. Sin enjundia, sin sabor, sin color. Por lo mismo extraño o “exquisito” como dirían los brasileros: como son los malestares imagino al inicio del gusto o paladeo, y sobretodo al olfatear que por enésima vez se verifica la aplicación de esa suerte de imperativo categórico instalado en el mandarinato del Partido Socialista, otrora de R. Lagos, de poner por la delantera de las decisiones de buen gobierno, el acto de recompensar a su vez al mandarinato de la Democracia Cristiana, a espaldas de la ciudadanía, con “pato de la boda” incluido como es el caso de la ministra de Economía, e inclusión de “platos repetidos” que ni siquiera pueden mostrar “carrera corrida”.
En pocas palabras, cambios generadores de quiebres innecesarios, desequilibrios a nivel de la concertación, el cual incluye el costo que tuvo que pagar ya el PS en la designación de cargos al inicio del gobierno por darse el gustito de tener Presidenta Mujer (y Socialista), y que por cierto ahora incluyen riesgos políticos como es el caso del cambio en el Ministerio de Educación, que como zona de crisis no está para “gustitos” del horno de un Partido con exclusividad.
En efecto, ellos o ellas, ni el mandarinato complacido van a proveer el 10% y más de respaldo que la Presidenta perdió de un mes para otro según la encuesta Adimark. Ellos ni ellas van a proveer de fuerza asociada al mando o al poder ejercido por la Presidenta, incluye la decisión de gobernar para empoderar a otros y otras que han estado y están fuera de las redes del establishment del poder político hasta ahora. Esto es porque, la ciudadanía no militante de partidos y la militante de base de los partidos de gobiernos que no forman parte de las consultas en las esferas de gobierno, y que son solamente llamadas a la hora de las votaciones de sus respectivas orgánicas o cuando se realizan votaciones en general, entienden, que el apoyo trasversal que dieran otrora con votos a la actual mandataria tenía y tiene sentido si efectivamente su propio y peculiar empoderamiento, es traspasado en estos 4 años precisamente a aquellos y aquellas que a la fecha y por diferentes razones no lo tienen ni lo han tenido. Es decir, a aquellos y aquellas que han estado fuera de los circuitos y redes de enriquecimiento de “las familias concertacionistas”.
En este contexto entonces ¿Cómo se explica la baja adhesión al gobierno de M. Bachelet con ciudadanía incluida? En la opinión de las mujeres sobre los 40 años que votaron a M. Bachelet la respuesta tiene a lo menos 3 componentes aunque es simple: son los partidos políticos de la concertación los que no la están dejando gobernar y cumplir su promesa. Es la herencia política de los gobiernos de la concertación la que le impide innovar en materia de gobierno, y entienden que Ella, está “presa o cautiva” de esas relaciones y circuitos de redes al poder político concertacionista construido desde 1.990. Y ojo aclaran: “no es el sistema el que no funciona, son las personas con nombre y apellido” las que impiden que el capital simbólico generado por la Presidenta se extienda, circule, se democratice más, eliminando los apitutamientos y padrinazgos como formas de acceso al poder político se entiende.
Son los partidos políticos y no necesariamente los militantes desconocidos. Y esto hay que dejarlo claro, se trata del “mandarinato de los partidos de la concertación incluidos poder legislativo” que impide por ejemplo que a nivel regional las decisiones de mando se salgan de los cánones tradicionales y se abran en incorporación hacia la ciudadanía.
Finalmente desde este peculiar segmento de la población, es decir, a los ojos de esta ciudadanía es la presidenta la que no termina de empoderarse en relación con los Partidos Políticos, con los notables de la concertación en beneficio de Chile. Y lo que falta es poner esos límites de manera tal que el rostro ciudadano nuevo, no repetido en verdad esté en los Ministerios. Dicho sea de paso, el Ministerio de Educación vuelve a ser dejado en manos de la incertidumbre en términos de imagen pública después que se ha dicho hasta el cansancio con movilización y paros incluidos que, aunque no es ni ha sido la prioridad de los gobiernos de la concertación, léase, los dos gobiernos democratacristianos y el de Ricardo Lagos, si es la primera prioridad de la ciudadanía trasversal. Es decir, es interés de Chile.
Alguien en la conversación dijo por ejemplo: “¿Por qué no puso a Felipe Harboe de Ministro del Interior la Presidenta? Un cabro joven, pro activo con la ciudadanía, jugado en el terreno, más fresco de cara a los medios… guapo” ( Disculpe sub secretario)
Y otra le respondió, bueno por lo mismo. No es de la DC y esta cuestión es cogobierno y cuoteo en beneficio de ellos. También cuestión de atrevimientos, de osadía, de innovación y de empoderamiento de la Presidenta, es Ella la que tiene que ponerse la falda “o los pantalones”. O sea importa que se ponga la falda. De otro modo quedara la impresión que no se la puso no más.

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