jueves, marzo 22, 2007

Una reiterada falla de la cocinera

Mientras la Presidenta viaja, va y viene, en un intento por arreglar y definir posiciones en Sudamérica, en América Latina en general, internamente aún no se desvanecen los últimos desaguisados de nombramientos, censuras, salidas de libreto que solamente denotan improvisaciones y problemas trasnochados de gestión y ejecución política.

¿Serán tiempos de transición? Y ¿de que transición se trataría?

A estas alturas del juego, es decir, a un año de gobierno de la primera mujer presidenta de Chile, y en lo que sea el cuarto gobierno de la Concertación de Partidos por la democracia, en el entendido que la nominación para los cargos de alta, mediana funcionalidad pública, como problema se suponía resuelto en términos de su ineficacia, des prolijidad en beneficio de la pitutocracia, el clientelismo y el cuoteo político; una vez más nos tropezamos con la misma piedra.

En este contexto, parece inútil insistir en un asunto que majaderamente se le ha solicitado a quién ocupa la primera magistratura. Hay que entrar a la cocina y estar atenta minuto a minuto del desposte del animal, incluso en sus elementos de desinterés o de poca monta, sobretodo si de lo que se requiere es reforzar el cambio generacional, la emergencia de nuevos rostros en los cargos públicos. De otro modo, la exposición al error plano, chato parece más un insulto a la ciudadanía y a la opinión pública. Una se pregunta: ¿Cómo tanto? Ni que estuvieran poniéndose de acuerdo en irse pasando goles. Es otra forma de decir, que si efectivamente se trata de entregarle el gobierno a cualquier enemigo emergente, sigan así, lo están haciendo regio. Si quieren aumentar el desafecto de la ciudadanía en relación con ahora el know de los políticos… sigan así, lo están haciendo regio, de una o dos por día.

En efecto, ya hacerse cargo de los errores del gobierno de Ricardo Lagos está siendo un fardo difícil de cargar para que una tropa de inútiles de cuello y corbata comience a jugar a la ruleta rusa. Porque lo que se observa, fíjense bien, no es ni siquiera un problema de liderazgos que se pelean entre sí por brillar más, o conseguir posicionarse como pingos de una carrera electoral. Lo que se observa es dos partidos políticos que ya le están comenzando a pasar la cuenta al gobierno debido a sus problemas orgánicos internos. Se trata del PPD y del PDC.

Es cierto que se ha solicitado Unidad para enfrentar los desafíos y problemas de gobernabilidad que se detectan, pero el asunto es que todas las semanas aparecen nuevos detalles de la coyuntura que en vez de mantener la agenda pública volcada hacia los temas de interés nacional, terminamos tapando hoyos hasta el cansancio. Así el estado de cosas, las fragilidades que se perciben en las modificaciones realizadas emergen como defectos y no como soluciones.

Presidenta, sin vacilaciones porque es el tiempo, consolide los buenos liderazgos emergentes, y deshágase del tejido o de las trenzas que pesan demasiado. Nada a perder y todo a ganar.

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