En efecto, en ciertos espacios populares cívicos chilenos del habla y de la comunicación coloquial, se entiende que como una deformación del lenguaje, existe la tendencia a conjugar el verbo ganar desde el imperativo, para mencionar, solicitar o indicar una apropiación de lugar, territorio, posesión y posición a alcanzar. Por ejemplo, una llega a ciertas reuniones con cierto atraso, y a modo de solidaridad, una mujer le dice:”gánate aquí” o “gánese aquí” semantizando en el diferencial del trato, el lugar que cada quién puede ocupar en la sociedad. En otras ocasiones, al observar como otra persona se ubica en un cierto espacio/lugar/acomodación en una sala donde hay jerarquías y distancias sociales entre los participantes, se escucha el decir popular: “se ganó allí” o “mira como se ganó al lado de…”
Se usa el “gánate” para designar la toma de pose de un lugar por parte de un ciudadano, que es además connotado como “un lugar en disputa”, o “una tierra social percibida como de nadie momentáneamente”, entonces, el o la que se ubica, hace alianza con quién dona el lugar, u observa, en el juego del poder, a quien se colocó donde no corresponde y se promovió indebidamente por algunas horas. Un lugar en disputa.
En relación con esto, el otro día, hablando por ejemplo acerca de la moral, la experiencia moral y el déficit de bien en nuestra sociedad, algunos alumnos me comentaron como por ejemplo en los buses, en las micros, en los espacios ciudadanos, se “gana un asiento”, “se gana en la fila o columna” cuando se va a pagar una cuenta, o se espera la atención en algún servicio público. Forma parte de la cultura y del deporte popular y nacional: “ganarle el quien vive al otro” sin pensar en el bienestar comunitario o en la generosidad del bien común. Lo que está detrás de la acción del “gánate” en este caso, es arrebatar el lugar o la lucha por el lugar, o la posición, o el territorio, dado que se da por supuesto que en el estado de la distribución de lo estrictamente ciudadano, no alcanza para todos ni todas.
Incluso, me decían algunos de mis alumnos, el “gánate en una micro” por ejemplo es vivido de maneras distintas cuando la lucha es entre hombres, que cuando hay hombres y mujeres en la disputa, y cuando lo que está en el juego de poder es un asiento o simplemente ganar el derecho a subir. Los hombres “ponen el cuerpo”, las piernas, y hay competencia en el juego de poder por “ganar” el derecho a subir a la micro. Pero cuando hay una mujer de por medio, ellos no compiten, ceden el lugar y el derecho.
De este modo el “gánate” en verdad es una invitación social que implícitamente implica entrar camufladamente en una disputa por el territorio e invitar a hacerlo a un recién llegado, a cualquier espacio cívico en general. Por lo tanto si se da en el espacio cívico es una experiencia moral. Y designa el inicio de una disputa en la cual puede haber algunos presentes que pueden estar de acuerdo con el espacio, posición y posesión que el o la reciente invitada. Por otra parte, supone que al interior del espacio cívico no hay territorio o lugar para todos y todas por igual, por lo tanto, el “gánate” es un llamado, una interpelación que hace alguien que ya está dentro, al recién llegado, para tomar una postura, o una ubicación en relación a lo que hay: a repartir, a ganar, a conquistar, a pelear.
Todo este preámbulo para decir que así está el estado de las artes en Chile en relación con el poder político que aunque trata de eliminar el “gánate” de la opinión pública, insiste en aparecer desde la historia. Hay algunos que desde nacimiento no necesitan del “gánate”. Que no necesitan pronunciarlo, y además discriminan o “miran feo” cuando el populárico otrora gente comienzan a decirle a sus hijos al hacer fila para esperar la atención en el hospital, o pagar la cuenta de los servicios, o simplemente subir al bus: “gánate ahí” que es un decir, transformado en enseñanza-aprendizaje de cómo desde pequeño se debe esperar para en una de esas llegar a obtener lo justo. Ese justo que la oligarquía desde el nacimiento y como enseñanza aprendizaje nunca pronunciara.
7 comentarios:
definitivamente es una palabra, comdin, asi como el clasico "hueon", tenemos el "ganate".
y hay que ver que son muchas las personas que la ocupan, me incluyo, aunque cuando la digo, se activa una señal y digo, ¡perdon, ubicate!.
en fin son palabras que ya estan muy arraigadas a nuestra cultura, son parte del chilenismo, como muchisimas otras palabras, sino preguntemosle al profesor campusano, jajaja.
a falta de palabras, usemos el GANATE.
José Hernández en su gran obra Martín Fierro utiliza la expresión "ganarse" en el mismo sentido usado en algunos chilenismos.
Esta obra fue escrita en 1872 y da cuenta de que también se utilizaba en Argentina.
Los pobrecitos tal vez
no tengan ande abrigarse,
ni ramada ande ganarse,
ni rincón ande meterse,
ni camisa que ponerse,
ni poncho con que taparse.
Tengo un dilema, escribo microcuentos y cuentos, en alguna ocasión he tenido la tentación de que algún personaje de mis narraciones diga "me gané ahí" o "gánate allá". Despues de leer esto ya tengo más clarita la situación de este chilenismo-argentinismo. Gracias Celinda.
julio 2015
Estupendo, me encantó lo expresado.
Saludos!
Llegue a esta pagina porque mi señora siempre me corrige cuando digo esta palabra, cabe mencionar que nuestra infancia fue muy distinta ella viene de una familia acomodada mientras que yo en mi infancia trabajaba en ferias libres y estudie en colegios públicos, cuando nos conocimos teníamos un mismo estado socio económico.
Luego de leer este articulo diré con orgullo a mis hijos ¡Gánate en la sombra!
Saludos y muchas gracias.
nunca había leído un párrafo tan latero, tanta parafernalia para explicar algo tan simple
"nunca había leído un párrafo tan latero, tanta parafernalia para explicar algo tan simple"
Se nota que nunca has leído un marco teórico de una tesis.
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