lunes, enero 28, 2008

Desde Bolivia: La Revolución Democrática Cultural


La semana recién pasada del 21 al 25 de enero en Bolivia Evo Morales cumplió dos años de gobierno de la revolución democrática cultural. Y por cierto aunque queda camino por recorrer y ha habido intentos de desestabilizar su liderazgo, la mayoría de la población principalmente popular ha celebrado por estos días previos además al carnaval que ya se inicia los primeros días de febrero.
Pero, ¿Qué es lo que celebra la mayoría de hombres y mujeres bolivianas de esta revolución? Al parecer son aspectos prácticos, de la organización de la vida diaria y también aspectos políticos como es el “chorreo de capital social y simbólico” por sobre el económico y cultural.
En principio las políticas públicas a nivel nacional e internacional, en relación al tratamiento que el gobierno le ha dado a sus recursos naturales, como los hidrocarburos, el petróleo y sus derivados, han sido bien vistos en términos de nacionalización y subsidios específicos “hacia dentro” al consumo de la bencina para todos aquellos que se dedican al transporte. En este sentido, la política diplomática implementada hacia los países vecinos y fronterizos como una forma de posicionar a Bolivia tiene elementos de aprobación en términos de apropiación de capital económico pero también social, en el sentido de recuperación de dignificación. “Me gusta lo que hizo con los hidrocarburos. Yo soy chofer de este taxi y Evo además me subsidia la bencina así yo puedo trabajar mejor y he podido hasta ahorrar…” comenta el señor del taxi que nos lleva desde el centro de La Paz a Cementerio lugar donde viajaremos a Tiwanaku.
Desde una perspectiva más ciudadana sin embargo hay elementos de la conducción democrática de Evo Morales Ayna que es evaluada por diversos sectores de la población como más que satisfactoria. La política pública de bonificación financiera para jóvenes y niños, estudiantes en general de todos los establecimientos educacionales públicos, entregada a sus familias una vez al año, es considerada uno de sus mayores logros en materia de ayuda, protección desde el Estado hacia los mismos. Se agrega a lo anterior, el apoyo a niños en edad escolar (párvulos y básica) de escuelas públicas al inicio de año en ropa, vestuario y materiales de estudio.
Por otra parte, desde una perspectiva sectorial, también se ha puesto en práctica la política pública de bonificación para el adulto mayor o ancianos. “Todos y todas los ancianos cobran una bonificación solamente por el hecho de ser tales, no importa si son ricos o pobres, cobran igual”, me dice una mujer que ciertamente esta grata de este gobierno.
En efecto, es al parecer la ciudadanía boliviana en general, el campesino y la campesina, el que mejor evalúa el liderazgo del presidente Evo Morales. Sin embargo, hay aspectos intangibles y que forman parte de la biografía de este líder cocalero de Oruro, su procedencia, su esfuerzo, que como investidura asume la Casa de los Presidentes, lo que remite a la donación y porque no decirlo un cierto chorreo de capital social y simbólico a los hombres y mujeres bolivianos de origen más pobre y alejada del mundo urbano. “Ahora podemos entrar a la Casa de Gobierno” me dice una mujer campesina aymará. “Si yo voy, me anotan y puedo entrar”. “Ahora no me pueden echar y tienen que dejar entrar a la chola, a la china, a la que viene de Cochabamba porque Evo gobierna para nosotros, él es uno de los nuestros”.
Hay un halo en esa afirmación que no es oligarquía, no es democracia oligárquica aristocratizante como en general se entiende lo que ocurre con las democracias occidentales. Todo ello, porque este líder es y fue un dirigente social popular incluso sin mayores títulos en términos de posesión de capital cultural, que procede del mundo indígena aymará. Es un hombre que se ha esforzado y está comprometido con su memoria histórica. Y la ciudadanía boliviana se siente, se auto percibe dignificada a través de esta forma de ejercer liderazgo político. Incluso señalan que es por primera vez en la historia de la nación boliviana que es el pueblo el que gobierna. Se podría hablar de clase, porque entienden que fueron los “ricos” bolivianos los que no los dejaban participar en el gobierno y quienes sistemáticamente los excluían, pero también más allá de la clase, es la población de origen étnico preferencialmente aymará la que se auto percibe como sujeto constructor de la revolución democrática cultural.
Por este motivo, se trata de un capital social en términos de ascenso al poder político, en términos de instalación, en términos de linaje de familias el que se democratiza con Evo Morales. Por lo mismo, se trata de un capital social que se transforma en capital simbólico, toda vez que este prestigio, esta fama, esta pompa, así como este proceso de legitimación de este honor, de esta honra, de esta dignidad empodera “ahora en estos dos años” a aquellos y aquellas que históricamente (como Evo) fueron discriminados. Por lo mismo, los rayados en las calles dicen: Evo se queda… así la revolución avanza.

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