domingo, noviembre 27, 2005

El Factor Género: ¿Una Violencia más ejercida contra las Mujeres? Lilian Letelier

La semana pasada se conmemoró a nivel internacional y nacional, la legítima reivindicación por erradicar y contener las formas de ejercer violencia contra las mujeres en cuanto sujetos de derechos sociales y políticos considerando el supuesto, no menor que las mismas, han ocupado y ocupan todavía un lugar mayoritario de subordinación cuando no de explotación de su fuerza de trabajo y de su cuerpo al interior de las relaciones sociales, en la división socio sexual del trabajo en las sociedades llamadas modernas.
En efecto, se conceptualiza “violencia ejercida contra las mujeres” y no “violencia intrafamiliar” porque precisamente esta misma categoría se está prestando para “el uso con violencia y valor intimidatorio” de manera equívoca, de símbolos que ante la ley nos son cercanos como comunidad, se trata de categorías como: madre, cónyuge, hijos, hijas y familia. Estos están siendo manipulados de manera perversa en determinados contextos de producción de la vida cotidiana por los aparatos comunicacionales publicitarios y de propaganda.
En concreto, el contexto chileno es:
- una campaña publicitaria donde los candidatos de la Concertación y del Pacto del Juntos Podemos no tienen acceso con equidad a los Medios de Comunicación existentes en el país porque sus principales dueños son de la derecha económica y política desde donde por cierto provienen los otros dos candidatos, sin más los dos hombres.
- las interrogantes en torno a las estrategias comunicacionales que se desplegaran en los últimos 10 días de campaña para las elecciones presidenciales y parlamentarias, en las cuales por primera vez en la historia hay una Mujer, precisamente de la Concertación, como candidata presidencial con grandes posibilidades de acceder a ocupar la primera magistratura de la Nación sin mediar segunda vuelta. Y pasados estos 10 días, como serán los días de campaña y publicidad posteriores, si no hay triunfo electoral de la candidata presidencial Mujer, Michelle Bachelet en primera vuelta.
Por de pronto entonces es necesario acotar y marcar que hay diferencias sutiles en el modo como se ha expresado y ejercido agresión y violencia contra las mujeres desde el sistema de dominación cultural y de las comunicaciones, en lo que lleva de campaña electoral. Se trata por cierto de una violencia simbólica y psicológica porque ella es vehiculada a través de imágenes, palabras, lugares, funciones y posiciones sociales que colocan a las mujeres muchas veces en la aceptación sumisa de la dominación masculina y de la reproducción de su imaginario. Basta observar “el lugar que ocupan” en los mensajes, y “los mensajes” que envían “las mujeres de” cada candidato de la derecha: Sra. (cónyuge) de Lavín y Señora (cónyuge) de Piñera. En efecto en esos mensajes hay:
- Violencia simbólica en el refuerzo al consumo y usufructo del imaginario masculino paternal y patriarcal en tanto donador de orden conservador, seguridad, protección y proveedor de recursos. Los ejemplos siguen siendo los mismos. Las “Señoras, Madres o Mujeres de” (cónyuges) son usadas por sus maridos candidatos para pedir el voto a las Sujetos Mujeres a través del gancho de asegurar la protección, los cuidados, el emprendimiento “de y a la familia feliz” romántica, moderna, biparental y monogámica.
- Violencia simbólica presente por la paralización de los procesos de autonomización, liberalización, conducentes ambos, a mayores grados de conciencia y razonamiento propio de las mujeres como sujetos de derechos, y que por cierto derivan en la contraparte, cuando hay mujeres "empoderadas" y “visibilizadas en sus liderazgos” (Michelle Bachelet), en cuestionamientos hostiles y agresivos, precisamente desde el imaginario cultural dominante simbolizado masculino que opera como soporte o reducto kitch del parroquianismo chilensis.
Y claro la guinda de la torta es que a este invento ideológico, en esta campaña, los medios de comunicación de masas lo comienzan a llamar " factor género". Ejemplo claro de esta cantinela conservadora son los mensajes lanzados contra la candidata Mujer. Y todo por no decir “derechamente” y sin camuflar, a secas, que se trata de violencia simbólica que ejerce y usa el sistema, a nivel de la cultura, para mantener y privilegiar la dominación masculina de las mujeres bajo las nociones de seguridad, gobernabilidad, orden. Violencia simbólica para mantener y reproducir la dominación ideológica a partir de los juegos de seducción populista de cara a las carencias afectivas, sexuales y emocionales aún remanentes en las mujeres. Violencia simbólica para mantener la explotación de la clase de las mujeres y aprovecharse aún de su pobreza social y psicológica en términos de valoración y autoestima lo que se traduce en retracción de su propio avance porque: se promueve una parálisis en el proceso de auto percibirse como Mujer Sujeto de Derechos en contraposición a auto percibirse como Mujer Madre en la Defensa de los Derechos de Familia y Parentesco. Al fin de cuentas, Violencia simbólica para revertir e invertir la creciente solidaridad, cooperación y fortalecimiento de las mujeres como sujetos sociales y políticos. Y en este caso, se ponen para el contraste modelos de mujeres que han privilegiado ser madres, débiles social y políticamente, opción legítima por lo demás, contra mujeres jefas de hogar, profesionales, con temple, coraje y pasta de Presidenta de la República. 27 de Noviembre del 2.005


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