miércoles, mayo 24, 2006

El Código de Da Vinci

Lilian Letelier

Mucho ruido y pocas nueces por un lado, y pudiera ser que de muy buena calidad fueran las pocas nueces por otro. Eso es en síntesis lo que sucede con el film sobre el libro El Código de Da Vinci. No se trata por cierto de calificar la actuación, ni la puesta en escena del conflicto, ni de someter al juicio popular la forma como el director consigue mantener el suspenso durante las 2 horas y minutos más de duración de la cinta porque no es eso lo que está en juego, lo que genera debate, y controversia.
En efecto lo que se pretende divulgar, es decir, mostrar al conocimiento masivo no es, como la mayoría sospecha, el rol institucional represivo de la Pontificia Iglesia Católica Apostólica y Romana. Tampoco es el rol y función conservadora que específicamente algunas congregaciones como el Opus Dei (Obra de Dios) han querido imprimirle en el ejercicio de su cristianismo a la Institución como tal. Es cierto que esos son los focos por donde se descentra o se desamarra el nudo principal aunque sean distractores.
Lo cierto es que restas y sumas más o menos, lo que en verdad se aquilata y se da a conocer al común y corriente de los mortales es una explicación coherente en torno a una interrogante radical que acompaña a dicha religión desde su instalación institucional, a saber: la defensa de su machismo y consecuentemente con ello, el lugar, posición y rol de las mujeres en la trasmisión de lo que fueran las enseñanzas.
Aunque si bien es cierto la práctica del sacerdocio y la custodia de la palabra en este caso divina, en otras religiones de conocimiento esotérico, ha sido por siglos entregada también a los hombres, es decir, no solamente el catolicismo ni el opus dei pueden y con justa razón ser acusados de "androcentrismo". Lo cierto es que este film lo que pone de manifiesto es precisamente la historia de las mujeres que acompañaron a Jesús, en este caso, el lugar de María Magdalena no siempre bien ponderada según el kerigma y depósito de dogmas que conforman el cuerpo "duro" de dichas enseñanzas.
En efecto, no es necesario armar mucha defensa ni revuelo en torno a si lo que revela el film es una herejía o algo parecido. El pueblo cristiano en general hace mucho tiempo, generación tras generación que mantiene sospechas sobre la abstinencia sexual, sobre las practicas y adiestramiento del cuerpo a la que las religiones someten los "normales deseos de la carne" que humanum est. Por lo mismo, que vengan a publicitar ahora que María Magdalena fue compañera carnal de Jesús no solamente les sirve de confirmación a los conocimientos que su sabiduría popular ya tiene, sino que hasta lo encontraran sano.
En este contexto, sigue por lo tanto recayendo la sospecha sobre el ¿por que ocultar y construir un poder como el de la Iglesia Católica desde el ocultamiento de la verdad que sostiene la otra mitad de la humanidad: las mujeres? Alguien aprovecho de decir por estos días que era una cuestión económica. La Iglesia no puede mantener a un cura y además a su familia. Sin embargo el punto es que se ha buscado construir un poder con pies de barro. Y además con la contención del cuerpo o el dominio del cuerpo sobre prácticas y disciplinamientos poco “humanos”.
Peo hay más. El film y el libro revelan la descendencia que se abría generado producto de la unión entre Jesús y María Magdalena. Y es aquí donde nuevamente se confirma la salida del dogma y el cuestionamiento al modelo tradicional de “santidad”, y por cierto al estatuto de “estado divino” que el hijo de Dios en la Tierra habría tenido. Resulta que producto de dicha unión existiría en la actualidad una directa heredera que sería a su vez la verdadera madre de las enseñanzas. Esta heredera por cierto no es hombre si no que es mujer. Lo que viene a confirmar que la pregunta e interrogante del libro y del film al final de cuentas es: ¿puede la mujer trascender la identidad madre con la cual se ha configurado el catolicismo apostólico cristiano y redefinir un lugar, una posición religiosa y espiritual a partir de nuevas identidades y experiencias? Al iniciarse un nuevo milenio, ¿será esta una reivindicación feminista al interior de la Iglesia Católica Apostólica y Romana? Y por cierto será una demanda de lugar y empoderamiento ¿en los mundos religiosos en general: francmasónicos, musulmanes, budistas, evangélicos, protestantes, etc.?

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