domingo, abril 02, 2006

Elecciones en la Universidad de Talca (Segunda Parte)

La semana recién pasada comentaba sobre el marco general de las elecciones que el 23 de abril escogerán al sucesor de Alvaro Rojas. Y en efecto, hace tres semanas que comenzó la campaña electoral para elegir al nuevo rector y faltan dos para que sea sancionada la disputa través de la votación de un selecto grupo de profesores de planta calificados como asistentes, titulares y asociados (entre 140 y 150 académicos). En efecto, ya se entró en la recta final por la sucesión y la conducción de la Universidad de Talca y esto puede observarse en la medida que de los cinco candidatos que partieron en carrera van quedando solamente 3, en orden alfabético: Roberto Pizarro, Juan Pablo Prieto y Juan Antonio Rock.
De los dos que depusieron sus respectivas candidaturas: Carlos Gigoux y Juan Franco algunas interrogantes quedaron formuladas en el aire. Se dice interrogantes porque durante la primera semana de campaña a uno de ellos, se lo dio por ganador en la primera vuelta de entre los dos que deberían pasar a la segunda si no se consigue la mayoría. La percepción es que su bajada no tiene razones explicables, discutibles y conversadas públicamente al interior de la comunidad universitaria de manera tal, que se justifiquen y hagan comprensible su postulación primero, y en menos de dos semanas su retiro. ¿Que sucedió con el apoyo con el que contaba de por lo menos 30 firmas de los votantes del total del universo encima señalado, es decir, aproximadamente un cuarto de los votos? ¿Como es que en una semana un futuro ganador se retira porque se da cuenta que no es tal y que las firmas prometidas se evaporan? Por cierto resulta difícil entender un poder que se estructura como fuerza ganadora y competidora hasta el final de la carrera, y en 5 días, cae sin solvencia y sin las lealtades con las que se construyó. Da para pensar e hilar fino lo que significa decir que en verdad nunca fue candidato y tal vez lo que estaba ocultando sin saberlo el mismo, era la emergencia de otra candidatura: el típico tapado.
Ahora, de las tres que quedan, hay 2 que se ven viables tal vez porque ambas provienen del rectorado saliente. Y se dice viables en el sentido que son las que generan más adhesiones, contrapuntos y comentarios: Juan Pablo Prieto y Juan Antonio Rock. La candidatura de R. Pizarro a pesar de reconocérsele el mérito de haber sido capaz de liderar y organizar a los docentes no cobra fuerza. Y la pregunta del millón es ¿por que? ¿Por que esto no es relevante para los electores?, ¿por que los electores no hablan sobre el punto?, ¿Qué motivos tienen para no hablar?, o ¿por que como no tiene trayectoria en el gobierno universitario no se lo pondera en su justa contribución?. En verdad, existe ahí un estado de vacío y lo cierto es que no se comenta su candidatura y seguramente como para la mayoría es voto perdido, bien pudiera ser que, o da un salto impresionante manejando el silencio de su oferta, o simplemente se quede con una votación minoritaria.
Y entonces se vuelve al escenario más realista. Dos candidatos a la sucesión. Ambos herederos de A. Rojas, por lo tanto ambos legítimamente reconocibles en esa condición. Ambos además están y han estado en el actual gobierno de la Universidad por lo que la situación no cambia mucho en términos de experiencia conjunta de trabajo en la conducción de dicha casa de estudio. Y aunque, si bien es cierto en la actualidad están disputándose el primero y segundo lugar, con posibilidad de segunda vuelta incluida entre ambos, pragmáticamente es de suponer que ambos gobernaran de acuerdo a la proporción de votos que obtengan. Todo indica además que ninguno de los dos va a arrasar con el otro por una diferencia abrumadora de votos en la primera vuelta, por lo tanto y de algún modo, el ganador tendrá que respetar la fuerza de su contrincante. Lo cual en jerga conocida significará negociar, consensuar espacios de gobernabilidad y presencia. Mal que mal cada cual ha venido gobernando lo suyo hasta ahora sin problemas. Esto es otra forma de decir que se plantea una débil brecha entre el continuismo a lo heredado, y una posibilidad de innovación, mínimas, en algunas áreas concordadas como deficitarias por los candidatos con más posibilidades.
Siendo así entonces, la democracia del proceso se trasformará tal vez en un acto meramente formal. Y la participación de la comunidad universitaria por la redefinición de un proyecto universitario más allá del desarrollo tecnológico, podría quedar suspendido en el tiempo dado que no existen fuerzas mayoritarias por el cambio, ni fuerzas mayoritarias articuladas en torno al continuismo.

1 comentario:

Daniel Vásquez P. dijo...

Siempre es bueno conocer más puntos de vista. Me gustaria poder ller las opiniones de todos los involucrados...

Saludos cordiales